LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

1. SAN ALBERTO MAGNO (1200-1280)

  1. Semblanza y obras

El Doctor Universal nació en Suabia (Alemania). Comenzó a estudiar en la Universidad de París en 1223. Ingresó en la orden de los dominicos a sus 16 años. Fue maestro en Colonia en varios periodos, en Hildesheim, Friburgo y París. Defendió la legitimidad de la enseñanza universitaria por parte de las órdenes mendicantes. Corrigió los errores de la interpretación averroísta de Aristóteles, en especial la referida al intelecto agente único. Posteriormente fue obispo de Ratisbona. Asistió al Concilio de Lyon. Murió en Colonia.

Tiene muchas obras de comentario: unas a la Sagrada Escritura; otra, a las Sentencias de Pedro Lombardo; otras, a varios libros del Pseudo Dionisio; otras muchas a los libros de Aristóteles, y alguna propia como la Summa de Creaturis y la Summa Theologiae que dejó inconclusa. 

Fue filósofo, teólogo y exégeta. Asimiló la filosofía griega y musulmana, corrigiendo sus errores. Se dedicó asimismo a las ciencias naturales y a las matemáticas. A esto añadió su labor de pastor y obispo, y en todo ello fue santo. Su saber fue universal, distintivo de un maestro universitario. Por eso el apelativo de ‘Magno’ que le concedieron sus coetáneos todavía en vida es merecido. Separó filosofía y teología, pues sostuvo que la primera es de orden natural, mientras que la segunda es sobrenatural. Añadió que la primera –y las demás ciencias humanas– debe servir a la segunda. Su discípulo predilecto fue Tomás de Aquino. San Alberto consideró que las partes fundamentales de la filosofía son tres: a) Racional: la lógica, que estudia entes de razón. b) Real: que estudia los seres existentes en la realidad. Se divide en tres partes: b.1. Física. Su tema es el ente móvil. b.2. Matemática. Su tema es el Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música). b.3. Metafísica. Su tema es el ser en sí. Parte suya es la teología natural. c) Moral: ética, que estudia el obrar humano.

Fue canonizado y declarado Doctor de la Iglesia en 1931 por Pío XI. Previos a él, recibieron ese título sólo los siguientes filósofos: San Agustín de Hipona (siglos IV-V), San Isidoro de Sevilla (siglos VI-VII), San Juan Damasceno (siglos VII-VIII) y San Anselmo de Canterbury (siglo XI). De modo que es el quinto filósofo en el tiempo con este título.

  1. Mundo

Creado directamente por Dios sin intermediarios. Sabemos por fe que fue creado en el tiempo. Rechazó el ‘hilemorfismo universal’ (la noción de ‘materia espiritual’ es contradictoria). La realidad creada está conformada por dos tipos de seres:

2.1. Celestes: los ángeles, seres compuestos de ‘quod est’ y ‘quo est’ que son inmateriales y no se corrompen. El principio de individuación de los ángeles es la esencia  (quod est) de cada uno.

2.2. Terrestres: seres compuestos de ‘quod est’ y ‘quo est’ que son materiales y, por tanto, con materia y forma: minerales, vegetales, animales y el ser humano. La materia es potencia; la forma es acto: ‘forma dat esse’. Son dos coprincipios que no se dan separados. Cada realidad corpórea tiene una única materia y una única forma, no muchas. El principio de individuación de los seres corpóreos es la materia. La materia prima es pura potencia, que ni existe aislada ni es inteligible. Los universales son reales. 2.2.a) Los universales son de tres modos: 1º) ‘ante rem’: son las ideas ejemplares en la mente divina. 2º) ‘in re’: tal como están unidos en la materia. 3º) ‘post rem’: tal como están en nuestro conocimiento. 2.2.b) San Alberto destacó también en las ciencias naturales: 1º) En botánica clasificó por el método de la observación las flores y plantas de modo prodigioso. 2º) En astronomía siguió a Aristóteles, Ptolomeo, Al-Bitrogi y otros griegos y árabes. 3º) En medicina siguió a Galeno e Hipócrates.

  1. Hombre

Compuesto de alma y cuerpo.

3.1. Alma. Es creada por Dios. Es acto primero y forma sustancial del cuerpo. Es una, no triple. El principio de individuación de los hombres es el alma. Es simple, pero se distingue realmente de sus potencias. Las potencias inmateriales son de dos tipos: cognoscitivas y volitivas. Las cognoscitivas superiores son dos: el intelecto agente y el posible. La volitiva, una: la voluntad. El intelecto es superior a la voluntad. El intelecto humano puede ser iluminado por Dios y por los ángeles.

3.1.a) Intelecto agente. San Alberto Magno admitió y defendió ciertas tesis ya sabidas y aceptadas en la tradición precedente: su inmaterialidad, separación e inmortalidad; su actividad abstractiva; el que sea ‘parte del alma’, parte a la que a veces designa como ‘potencia’; que sea inmixto y superior al posible –forma de él–; que sea impasible. Aceptó asimismo su unión como virtud, como eficiente y como formal con el posible. Muchas de estas notas fueron conocidas y comentadas por filósofos posteriores, entre ellos, por Tomás de Aquino. Pero, además de los rasgos que preceden, el Doctor Universal nos ha legado unas tesis novedosas y correctas sobre esta realidad humana, que la historia en buena medida ha olvidado, y que conviene recuperar y prolongar, porque forman parte de lo más profundo sobre este tema culminar humano: 1ª) El intelecto agente nace del orden del esse (acto de ser) humano. Por tanto, es lo más propio del hombre. 2ª) Es –como el espíritu– el principio de individuación en el hombre. 3ª) Es propio suyo el deseo de saber, la libertad y la sutileza. 4ª) Su conocer es un estar–en–sí–mismo. 5ª) Puede servirse de instrumentos en su actuar (el hábito de los primeros principios). 6ª) Procede de Dios y a él tiene como fin. 7ª) Según este intelecto el hombre se hace semejante en cierto modo a Dios. 8ª) De él es propia la santidad y la profecía. 9ª) Tendrá un conocimiento distinto tras esta vida.

3.1.a) Intelecto posible. En él radican los ‘conceptos universales’. Pero no todo nuestro conocimiento requiere de especies sensibles –esta tesis, en la que acertó, es contraria a la Tomás de Aquino–.

3.2. Cuerpo. En él el alma ejerce dos funciones: vegetativas y sensitivas. Las primeras son tres: nutritiva, aumentativa y generativa. Las segundas se dividen en dos tipos: sentidos externos e internos. El alma humana –incluso con la inteligencia– está en el embrión desde el primer momento. Esta tesis –opuesta a la de Tomás de Aquino– es certera.

  1. Dios

4.1. Existencia. Las pruebas que más tuvo en cuenta Alberto Magno para demostrar su existencia son la de la causalidad, que llega a él como causa primera, y la del movimiento, que llega al motor inmóvil.

4.2. Esencia. Dios es simple –en él ‘quod est’ y ‘esse’ se identifican–; es uno, verdad, bien, omnisciente y omnipotente. En su inteligencia están los ejemplares de todas las realidades. Es la causa primera del ser y del conocer. Dios es el primer ser, primera verdad, primer ejemplar. Ilumina a los seres inteligentes –ángeles y hombres–.