LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

4. Anti-innatismo, origen y tipos de ideas y cualidades

4.1. Anti-innatismo de las ideas. Locke critica la teoría de las ideas innatas. La rechaza por dos argumentos: a) El consenso univer­sal: Ni siquiera los hombres más estudiosos y reflexivos parecen ponerse de acuerdo en los mismos principios bien teóricos o prácticos. Aun en el caso de que existiesen verdades asentidas por toda la humanidad, esto no probaría suficientemente que el origen de tales principios sea innato. b) Todo conocimiento racional deriva de la experiencia. La mente no posee ningún principio innato, antes o independiente de la experiencia; no tiene contenidos originales.

4.2. El origen de las ideas: la experiencia. El origen de las ideas de la razón es la experiencia: “Las observaciones que hacemos acerca de los objetos sensibles externos, o acerca de las operaciones internas de nuestra mente, que percibimos, y sobre las cuales reflexionamos nosotros mismos, es lo que provee a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar”. Locke distingue entre ideas que provienen de las cosas externas materiales (amarillo, blanco, calor, frío, blando, duro, amargo, dulce), y las que se originan reflexivamente a través de operaciones interiores (percepción, pensar, dudar, creer, razonar, conocer, querer). Afirma que la mente es ‘completamente pasiva’ en su recepción de ideas simples, pero ejerce cierta actividad en la elaboración de ideas complejas. Tal actividad se pone de manifiesto en la combinación y unión de ideas, así como en la separación o abstracción que conlleva la elaboración de ideas generales.

4.3. Tipos de ideas. Locke distingue dos: a) Simples: Todas las que provienen, directa o indirectamente, del contacto con objetos físicos, sea por sensación o reflexión. b) Compuestas: se constituyen gracias a una repetición, comparación o unión ‘en una variedad casi infinita’ de ideas simples. Las ideas complejas se dividen tres tipos: i) Sustancias. “Aquellas combina­ciones de ideas simples que se supone representan distintas cosas particulares que subsisten por sí mismas” (ej. sol). “De la sustancia, pues, no tenemos idea de lo que sea, y sólo tenemos una idea confusa y obscura de lo que hace”. ii) Modos. Son ideas que no contienen en sí el supuesto de que son capaces de subsistir por sí mismas. Son afecciones o dependencias de las sustancias, es decir, accidentes. Hay dos tipos de modos: *) Simples, que son variaciones de una misma idea simple (docena, veintena). **) Complejos, que se originan por la unión de varias ideas simples (belleza). iii) Relaciones de los modos, números y extensión.

4.4. Tipos de cualidades. De las sus­tancias corporales caben tres tipos de ideas. a) Las ideas de las cualidades primarias de las cosas. Las cualidades primarias son ‘inseparables del cuerpo’, y producen ideas como ‘la solidez, la extensión, la forma, el movimiento, el reposo y el número’. Estas cualidades son reales. b) Las ideas de las cualidades secundarias de las cosas. Las cualidades secundarias ‘no son nada en los objetos mismos, sino potencias para producir en nosotros diversas sensaciones de sus cualidades primarias’, como los colores, sonidos, gustos, etc. Estas cualidades son subjetivas. c) La potencia activa o pasiva, es decir, la aptitud de cualquier sustancia para provocar o sufrir alteraciones de las cualidades primarias.

4.5. El conocimiento humano y sus niveles. Para Locke, “el conocimiento no es sino la percepción de la conexión y acuerdo o desa­cuerdo y repugnancia entre cualquiera de nuestras ideas”. Por consiguiente, conocer en sentido estricto es dilucidar la relación existente entre las ideas. Por idea entiende “todo aquello que la mente percibe en sí misma, o todo aquello que es el objeto inmediato de la percepción, de pensamiento o de entendimiento”. Nótese que en este punto Locke piensa como un perfecto racionalista, pues tras el olvido de la intencionalidad de las ideas, la verdad se toma del acuerdo entre ellas. El acuerdo entre las ideas puede ser percibido, según Locke, por intuición inmediata, por demostración o por sensación. Conforme a estos tipos de conocimiento podremos tener acceso a las diferentes realidades. Así tenemos conocimiento de nuestra propia existencia por intuición, de la de Dios por demostración, y de las demás cosas por sensación. A lo que precede conviene añadir que, para Locke, esos tres niveles del conocer humano no llegan tan lejos como nuestras ideas. Estamos, por tanto, ante un objetivismo que prima lo conocido sobre el conocer, conculcando así la conmensuración entre ambos. Debido a esa drástica restricción, y a que Locke considera que nuestras ideas son representaciones mentales de lo real, buscará, como Descartes, a Dios como garante de que lo real sea acorde a lo que representan nuestras ideas.

4.6. Representacionismo, causalidad, y Dios como garante. Si accedemos a la realidad a través de las ideas, ¿cómo podemos tener certeza de que existen realidades más allá de nuestras propias ideas?, ¿cómo salir de la inmanencia de la conciencia? Como se puede apreciar, éste es el mismo problema noético que se arrastra desde Ockham y que se reiterará hasta el siglo XX. La respuesta de Locke es tripartita: a) Las ideas ‘representan’ los objetos reales. Pero esto sólo puede atribuirse con propiedad a las ideas de las cualidades primarias, puesto que éstas descubren a través de los sentidos lo que, de suyo, está en las cosas, indepen­dientemente de que las percibamos o no. b) Las ideas son causadas por los objetos reales. Así evita desembocar en un escepticismo. c) Dios garantiza que las ideas son causadas por los objetos reales. La horma de Descartes en esta propuesta es neta. Las ideas representan las cosas ya que éstas son “meramente esas percepciones que Dios nos ha dispuesto a recibir, y ha dado potencia a los objetos externos para que las produzcan en nosotros, de acuerdo con las leyes y las vías establecidas en razón de su sabiduría y bondad”, por eso “en cuanto que son respuesta a esas potencias, dichas ideas son lo que deben ser: ideas verdaderas”.