LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

2. ‘El corazón tiene sus razones…’; ‘el argumento de la apuesta’

El hombre, según Pascal, es el único animal con conciencia. Con ella se pregunta por el sentido de la vida y la muerte. Pascal admite, como Lutero, que la naturaleza humana está corrupta. Pero si Pascal usase su conciencia para defender su tesis central de que la naturaleza humana está enteramente corrupta, cabría preguntar: ¿por qué tal conciencia no lo está?, ¿acaso porque la conciencia de este lamentable estado natural es prestada, es decir, deriva de la fe sobrenatural? La respuesta es que seguramente piensa así, porque Pascal admite que por la razón el hombre no puede advertir su verdadera condición. La advierte solo por fe, y lo que –según Pascal– se advierte con tal fe es la miseria de la condición humana. Como se puede entrever, esta tesis defiende un distanciamiento problemático entre el cristianismo y la filosofía, oposición que no es clásica sino netamente moderna, la cual tiene sus orígenes en el padre de la modernidad: Ockham.

2.1. Corazón por encima de la razón. Para Pascal lo superior de la razón es darse cuenta de sus límites y de que por encima de ellos le sobrepasan incontables temas, los más relevantes. Como son inalcanzables por ella, Pascal da la palabra al corazón tras habérsela retirado a la razón, para que el corazón exprese afectivamente lo que la razón no puede. Además, como admite que la fe sobrenatural es superior a la razón y, lejos de converger con ésta, la humilla, acaba por vincular dicha fe a la afectividad.

2.2. La apuesta por Dios. Para Pascal el hombre sin Dios es un ser miserable, lo cual debe entenderse en el sentido de que la naturaleza humana está corrompida por el pecado original, asunto que solo puede paliar la fe sobrenatural, tesis de neto sabor luterano que incurre en fideísmo. Por eso, Pascal no ofrece argumentos racionales para demostrar la existencia de Dios, sino que, tras haberle cerrado a la inteligencia el acceso a Dios, enfrenta a la voluntad con ese tema, de tal manera que es esta potencia la que tiene que optar o no por él. Pascal se demora en indicar que se gana más, incluso en esta vida, si se opta por Dios que si se lo rechaza. Agudeza no le falta a Pascal para hacer notar que la vida humana es mucho más ventajosa si se decanta por la primera opción que por la segunda, pero como se puede apreciar, el tratamiento de este tema no está conducido intelectualmente sino que, en rigor, cede al voluntarismo.