LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. Leibniz: vida y obras

Gottfried Wilhelm Leibniz nació en Leipzig en 1646, en el seno de una familia protestante de origen es­lavo. Su padre le legó una rica biblioteca en la que el joven Leibniz comenzó ávidamente a leer a los autores clásicos (literatos, pensadores griegos, medievales y renacentistas), y a formarse en una extensa cultura.

En 1661, a los 15 años, inició sus estudios en la Facultad de Artes de la Universidad, donde tuvo como profesores a Scherzer y Thomasius. En 1663, a sus 17 años, se graduó de ‘Bachelor’ con su Dissertatio de prin­cipio individui, inspirada en el nominalismo. Des­pués de estudiar matemáticas en Jena con Weigel, re­cibió en 1664 su ‘Magister philosophiae’, habilitándose el mismo año con la tesis Specimen quaestionum philosophicarum ex iure collectarum. En 1666 in­gresó en la Facultad de Derecho donde se doctoró a sus 20 años con el trabajo titulado De cassibus perplexis in jure. Este Leibniz polifacético se revelará luego en su vida personal y en todos sus escritos.

En filosofía, partiendo primero del nominalismo de la Baja Edad Media, reci­bió más tarde el influjo de Descartes y del mecanicismo físico imperante en la época. Pero fue a partir de 1676, cuando conoció a Spinoza, cuando se alejó del mecanicismo y del cartesianismo, considerando que sus principios con­ducían al monismo spinociano. Desde 1677 residió 39 años en Hannover hasta su muerte. Allí pretendió retomar algunas tesis capitales de la metafísica clásica para elaborar su propio sistema filosófico. Su pensa­miento, sin embargo, no permanecerá enteramente ligado a la filosofía tradicional, por cuanto que le da un sentido particular. Además de desplegar muchas actividades diplomáticas, históricas y científicas, trabajó a favor de la unión de las iglesias protestantes con la católica.

A partir de sus 40 años (1685) produjo su filosofía madura. De su extensa producción, cabe destacar las siguientes obras, en las cuales se halla elaborado su sistema filosófico definitivo: Discurso de metafísica (1686), Nuevo sistema de la naturaleza (1691), Nuevos ensayos sobre el conocimiento humano (1704), y Monadología (1714), además de los Ensayos de teodicea sobre la bondad de Dios, La libertad y el hombre, que publicó en francés (1710).

Los últimos 2 años de su vida fueron de soledad por el abandono de sus protectores y de los organismos culturales y científicos que él había fundado. Dejó muchos papeles sin publicar. Murió en 1716. En cuanto a influjos, de Platón tomó el tema de la inmortalidad del alma; de Aristóteles, siguió su Lógica. Leyó a San Agustín y autores escolásticos como Ramón Llull o Eckhart. También a renacentistas como G. Bruno, Campanella, Kepler o Galileo, y a modernos como Descartes, Malebranche, Pascal o Spinoza.