LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

2. La experimentación

Lo que buscaba Bacon es la acumulación de hechos empíricos, para estudiar lo que tienen en común y, por inducción, sacar una inferencia universal entendida como ley general. Tras ella, se puede aplicar por deducción a casos particulares. Con ello se pueden anticipar resultados antes de aplicar el experimento a nuevas realidades físicas. Y tras la anticipación, la comprobación o ratificación empírica de la regla, modelo experimental que llega hasta hoy.

Bacon procede así porque considera que la razón es un espejo que no refleja la naturaleza (tesis netamente ockhamista). En efecto, dice la mente urde ‘ídolos’ o prejuicios mentales (‘ficta’ decía Ockham) que son innatos y adquiridos y que Bacon dividen en cuatro clases: a) ‘idola tribus’ (de las tribus humanas), que son innatos a la naturaleza humana y comunes a todos los hombres; b) ‘idola specus’ (de la caverna), que son adquiridos y particulares de cada individuo; c) ‘idola fori’ (del foro o plaza pública), que son adquiridos por el lenguaje en el trato con la sociedad; d) ‘idola theatri’ (del teatro o ficción), que son adquiridos por argumentaciones filosóficas erróneas.

Para Bacon, lo que han hecho los filósofos clásicos precedentes –Platón y Aristóteles, por ejemplo– es sustituir la realidad empírica por un mundo imaginario al que aluden con palabras, de modo que al deducir propiedades mentales de ellos han incurrido en dogmatismo. Como se ve, Bacon pretende sustituir todo el modo de pensar tradicional por la experimentación científico positiva que se dedica primero a la observación y luego a sacar partido práctico de la naturaleza a base de experimentos que sean cada vez más útiles a la vida humana.

Según lo que precede, la introducción a la filosofía, que es llamada por Bacon Philosophia prima, está conformada por comunes principios lógicos (en modo alguno primeros principios reales). Divide la filosofía racional en teología racional, la cual estudia los argumentos aportados sobre la demostración racional de la existencia de Dios, y filosofía natural, que estudia de modo directo las cosas físicas. Para ayuda de ésta sirven las matemáticas, en orden a la experimentación y el cálculo. En cuanto al hombre, su estudio puede ser, o bien individual, referido al alma (pasiones, sueños, calor…) y al cuerpo (medicina…), o bien a su vinculación social con los demás (política). Como se puede advertir, el método noético de Bacon responde a la vía generalizante de la razón, la cual es distinta de la vía racional, la cual desentraña los principios o causas de la realidad física. Téngase en cuenta que, para Bacon, la causa final –la más importante de las causas para los pensadores aristotélicos– es ‘una virgen que no engendra nada’, es decir, que no es útil para la experimentación, por lo cual la desechó. A la par, consideró superficiales la causa material y la eficiente, y redujo la formal al esquema.

Si esta metodología fuese solo experimental, poco caso tendría ocuparse de este autor en filosofía, pero como también se aplicada a la filosofía, cabe preguntar: ¿qué viene a ser la filosofía según este método? Solamente esto: la elaboración de los hechos que ofrecen las demás ciencias –Wittgenstein repetirá lo mismo cuatro siglos después–. Esta visión de la naturaleza supone una emancipación de la razón de la autoridad divina y también de la moral.