LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

2. El contrato social

La tesis de filosofía política de la que parte Hobbes está en las antípodas de los pensadores clásicos griegos y medievales y dice así: el hombre no es un ser social por naturaleza. Esto equivale a sostener que la sociedad no es una realidad natural, sino un invento cultural. ¿Cómo la fundamenta? Sosteniendo, more luterano, que el hombre en estado de naturaleza es egoísta, pasional, beligerante y, por tanto, en esa situación impera la ley de la selva, la del más fuerte (homo homini lupus). Debido a tal condición natural humana los hombres se organizan convencionalmente en sociedad para evitar el estado de guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes). Y lo hacen abdicando cada individuo de su poder individual y otorgándoselo conjuntamente y sin restricción a un tercero que ponga orden de modo absoluto entre los posibles contendientes. Este poderoso e imparcial tercero es el Estado, que es denominado por él ‘Leviatán’.

La sociedad es, pues, fruto de un artificio, de un pacto convencional en el que todos los individuos delegan todo su poder en manos del Estado; éste concentra todo el poder y solo debe rendir cuentas ante Dios. El soberano absoluto es cabeza y corazón del Estado y concentra los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, además del religioso, a la par que es el único que dicta las pautas acerca de lo que es bueno y malo.