LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. La ética

5.1. Origen.

Es el gran saber práctico descubierto por la Grecia clásica en su época de esplendor, la socrática.

5.2. Descripción.

Es el modo de saber práctico que pone el fundamento en las acciones humanas y el destino en la felicidad. Lo primero, porque nota que toda acción humana externa tiene una repercusión interna en las dos facultades superiores humanas –inteligencia y voluntad– de modo que nos podemos humanizar o deshumanizar cada vez más. Lo segundo, porque con esas perfecciones inmateriales el hombre se acerca cada vez más a su fin, el bien último.

Hay que distinguir el último fin o bien común de la virtud. Por tanto, es injustificable poner el fin del hombre en la virtud, por excelente que ésta sea, como les acaeció a algunas escuelas helenísticas.

La ética es un saber práctico, pues versa sobre la operatividad humana. Por tanto, no debe confundirse con la antropología, porque el obrar no es el ser, sino que lo sigue.

Para los pensadores clásicos griegos –y también para los medievales latinos– la ética tiene tres bases: los bienes externos, la prudencia racional (último hábito de la razón práctica que supone haber adquirido los precedentes) y las virtudes de la voluntad. Sin embargo, esa jerarquía es matizable por tres motivos: a) Porque el bien último o bien común es inmaterial, es superior no sólo a los bienes mediales, sino también a la prudencia racional y a las virtudes de la voluntad. b) Porque la prudencia es superior a las virtudes inferiores de la voluntad (i.e. templanza y fortaleza), porque versan sobre medios; pero es inferior a las virtudes superiores de la voluntad (i.e. justicia y amistad), porque éstas versan sobre personas. Por tanto, la prudencia debe mandar a aquéllas y debe servir a éstas. c) Porque la voluntad es más cercana a la persona que la inteligencia, es decir, porque la persona refuerza más su querer que su pensar.

5.3. Medio.

Ninguno sensible. Aunque de momento sea difícil entenderlo, cabe indicar que la ética se basa en el hábito innato de la sindéresis y en su ejercicio usa la razón práctica.

5.4. Distinción.

Este saber práctico es el más elevado entre todos los prácticos. Por eso supuso un gran adelanto filosófico respecto de los demás saberes prácticos, a saber:

a) Sobre el mito y la historia, porque ponían el fundamento en el pasado.

b) Sobre la magia y la técnica, porque lo ponían en un presente de índole ‘factible’, pero la ética lo pone en un presente de índole inmaterial en el hombre, en la mejoría interna en humanidad según los hábitos intelectuales y las virtudes de la voluntad. Con estas perfecciones la vida humana quedaba más fundada.

Los griegos que se dedicaron a la ética se ocuparon de distinguirla –como se ha adelantado– de la técnica, hasta en los nombres de las acciones (praxis-póiesis, agere-facere). Con todo, hay que rectificar de esa visión que no cabe una separación drástica entre ambas, porque no se puede ser prudente sin actuar, ni actuar sin ser prudente. Otro de los saberes antiguos es el de la política, pero ésta para el mundo griego clásico no es radicalmente distinta de la ética, sino que es la aplicación de ésta a la polis.