LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

3. El personalismo francés de L. Lavelle, E. Mounier y J. Lacroix

Louis Lavelle, el más metafísico de estos autores, fue el defensor, frente al idealismo, de la primacía del ser sobre el pensamiento; frente al esencialismo, defendió la superioridad de la existencia sobre la esencia; frente al tradicionalismo e historicismo, la hegemonía del futuro sobre el pasado. Enmanuelle Mounier fue quien puso al personalismo el apellido de ‘comunitario’, porque pensó que la persona no se realiza sino en comunidad, y fue uno de los mejores defensores mediante la acción de los derechos humanos frente a los colectivismos e individualismos en boga. Por su parte, Jean Lacroix defendió que el personalismo no es ni filosofía ni ideología.

3.1. L. Lavelle. a) Vida y obras. Nació en 1883 en Saint-Martin de Villeréal. A los siete años se trasladó a Amiens y luego a Saint Étienne, donde cursó sus estudios secundarios. Estudió filosofía en la Universidad de Lyon. Fue docente en Neaufcheau, Vendôme y Limoges. Se casó a los 30 años. Fue prisionero en la Iª Guerra Mundial. Defendió su tesis doctoral en La Sorbona a los 38 años, tras lo cual enseñó en Estrasburgo y París. Con la caída de París en la IIª Guerra se trasladó a Burdeos. Al final de su vida, desde sus 58 años, fue profesor en el Colegio de Francia de París, muriendo allí 10 años después en 1951. Leyó a Descartes, Nietzsche, Brunschwich, Bergson, etc. Entre sus obras están: La dialéctica del mundo sensible, La percepción visual de la profundidad, Acerca del ser, La conciencia de sí, La presencia total, El yo y su destino, Acerca del acto, El error de Narciso, El mal y el sufrimiento, La palabra y la escritura, La filosofía francesa entre las dos guerras, Acerca del tiempo y la eternidad, Introducción a la ontología, Las potencias del yo, El alma humana, Tratado de los valores (2 vols.), La intimidad espiritual, Moral y religión, Panorama de las doctrinas filosóficas, Psicología y espiritualidad, Ciencias, estética, metafísica, La existencia, La existencia y el valor, etc.

b) Filosofía. Es fundamentalmente antropológica. Defendió la superioridad del espíritu sobre el cuerpo, caracterizando al primero como libertad. Por ella el hombre participa de Dios. Describe el Ser como acto, libertad, realidad envolvente de la que el hombre participa y con la que cabe dialogar intelectual, volitiva y amorosamente. El Ser es Dios, el cual es concreto, flexible, envolvente, y nuestra relación con él es íntima, transparente, la cual se distingue netamente de la relación que mantenemos con las cosas del mundo, con las cuales nos relacionamos con el cuerpo y son externas, rígidas y limitadas espaciotemporalmente. El origen de toda dialéctica es “la experiencia de la participación en la que captamos la relación viviente de nuestro propio ser y de aquello que nos sobrepasa, no como un puro más allá del cual nada cabe decir, sino como una presencia de la que nos nutrimos sin cesar y que no cesa de enriquecernos”. Por lo que respecta al acceso a Dios, defendió la vía interior agustiniana y el autotranscendimiento (‘In te ipsum redi’ y ‘Te ipsum transcende’), porque –como el obispo de Hipona– consideró que Dios es más íntimo al hombre que él mismo.

3.2. E. Mounier. a) Vida y obras. Nació en Grenoble en 1905, ciudad donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Luego marchó a estudiar medicina a la universidad de París, pero abandonó esa carrera y comenzó la de filosofía en La Sorbona, donde después se empleó como docente. A sus 27 años fundó la revista Esprit, de contenido humanista, publicación por la que años después fue encarcelado. Se casó a los 33 y vivió en Bruselas. Participó en la IIª Guerra y fue hecho prisionero por los alemanes. Tras la liberación se opuso al gobierno francés y fue detenido y puesto en libertad en tres ocasiones. Murió agotado los 44 años. Leyó a Berdiaev, Marcel, Chevalier, Péguy, Guitton, Maritain, etc. Entre sus obras se cuentan: Revolución personalista y comunitaria, Manifiesto al servicio del personalismo, Personalismo, Introducción a los existencialismos, ¿Qué es el personalismo?, El miedo del siglo XX, Fe cristiana y civilización, etc. Fue cristiano y defendió el cristianismo, del que dijo que es el único que puede superar todos los desórdenes establecidos.

b) Filosofía. Es antropológica. Describió al hombre a la par antropológica y éticamente, pues consideró que la persona crece con sus acciones. La persona comprende el desarrollo de estas tres notas básicas: vocación, encarnación y comunión. La persona se forma progresivamente mediante la meditación, que busca la propia vocación, por el compromiso, que es aceptación del carácter encarnado (se opuso tanto al espiritualismo como al materialismo), y por el desprendimiento de sí, que es entrega por los demás. No redujo la persona a la conciencia de sí, ni a la voluntad, ni a los deseos, pues la consideró ‘el centro invisible de todos ellos’. Distinguió entre ‘persona’ y ‘personalidad’. Dijo de la primera que es inobjetivable, pero tuvo cierta mentalidad ‘totalizante’: “La persona consiste en el volumen total del hombre”. “El hombre es enteramente cuerpo y enteramente espíritu”. “La persona es un ser espiritual constituido como tal por su forma de subsistencia y de independencia en su ser; mantiene esta subsistencia por su adhesión a una jerarquía de valores, libremente adoptados, asimilados y vividos por medio de un empeño responsable y de una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla, además, por medio de actos creativos, la singularidad de su vocación”. En cuanto al carácter comunitario de la persona, Mounier dijo que existir significa coexistir con los demás (“la experiencia personal originaria es la experiencia del ‘tú’”) y con las cosas, sin evadirse de ellos, por lo que sostuvo que la antítesis del personalismo comunitario es el individualismo. Tal coexistencia la entendió como manifestativa, dialogante (“yo existo en la medida en que existo para los otros”). En virtud de esta concepción se opuso tanto al capitalismo como al marxismo.

3.3. J. Lacroix. a) Vida y obras. Nació en Lyon en 1900, donde estudió y enseñó filosofía. Fue discípulo de Mounier. Murió en 1986. Entre sus obras están: Fuerza y debilidad de la familia, El ateísmo moderno, Marxismo, existencialismo, personalismo, Persona y amor, El sentido del diálogo, Los sentimientos de la vida moral, El personalismo como antiideología, El deseo de los deseos, Filosofía de la culpa, etc.

b) Filosofía. Como reza el título de uno de sus libros, para Lacroix el personalismo no es una filosofía, sino un ‘principio inspirador’, o una ‘matriz filosófica’ de defensa contra las ideologías, ya sean éstas negativas, positivas o neutras, pues estudia lo universal del hombre, asunto que en modo alguno atienden las ideologías. Criticó tanto al existencialismo como al marxismo: al primero, por su concepción individualista, subjetivista, de la persona, que acaba siendo un solipsismo teórico y un individualismo práctico; al segundo, por su concepción asimismo individualista del hombre y su reducción a la historia. Criticó a ambos movimientos su falta de apertura a la trascendencia divina.