LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

9. Balance

9.1. Saberes aptos y no aptos para los temas del fundamento y del destino.

Tanto la magia, el mito como la técnica, muestran claramente que no son infalibles ni definitivos y han de ser sustituidos. Tampoco la historia y la poesía lo son. La primera, porque como el autor principal de ella es la providencia divina, es claro que ésta supera la comprensión del historiador. La segunda, porque el conocimiento simbólico no es el más adecuado para hacerse cargo del fundamento y del destino, puesto que es comparativo. Tampoco lo es la ética, porque es un saber práctico, y el fundamento y destino no lo son. De modo que los modos de saber más aptos para hacerse cargo del fundamento y destino son la religión, la revelación sobrenatural y la filosofía. La primera y la última están al alcance de todo hombre. La segunda, de unos pocos, aquellos a quienes se dirige la palabra de Dios y la aceptan. Pero de entre la religión y la filosofía sólo ésta puede alcanzar evidencias en dichos temas y asimismo declarar lo que son errores tanto en ella como en las doctrinas de las religiones.

9.2. Ética, Antropología y Teología. 

Aunque la filosofía no sea un saber operativo, mantiene estrecha relación con todas las formas de éste. Incluso puede decirse que ha aparecido por un proceso de diferenciación respecto del saber operativo. Si todos estos saberes –también la filosofía– no buscan el fundamento y el destino entran en decadencia. Entre los saberes aludidos están más unidos la ética y la filosofía, si ésta es antropología, porque la ética es segunda respecto de ella (el obrar sigue al ser); y asimismo la religión natural y la antropología. Y es esta última la que mejor servicio puede prestar a entender el mensaje de la revelación sobrenatural acerca de la intimidad divina.

9.3. Saberes naturales del fundamento y del destino. 

El hombre está entre el fundamento y el destino. Si se pone el fundamento en la naturaleza, no se explica suficientemente al hombre, en especial su libertad y destino. Si se pone el destino en Dios, se explica el futuro del hombre, pero no su origen. Del tema del origen da razón una parte de la filosofía teórica, la metafísica; del tema del destino, otra, la antropología. Por tanto, estas son las partes más altas de la filosofía. En consecuencia, ninguna de ellas puede usar métodos noéticos propios de esos otros saberes aludidos: narrativos, hermenéuticos o simbólicos.