LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

8. ‘Hipotheses non fingo’. ‘Sensorium Dei’

8.1. ‘Hipotheses non fingo’. En ciencia Newton siguió el método experimental al que añadió la medida y el cálculo: “todo lo que no es deducido de los fenómenos debe ser considerado como hipótesis, sean metafísicas o físicas, sean cualidades ocultas o mecánicas, no tienen lugar en la filosofía experimental”. Para él la clave de la ciencia está en demostrar, no en fingir hipótesis: “hipotheses non fingo”. El precedente lema indica que si en lo real físico hay que descartar las hipótesis es porque dicha realidad es necesaria, en modo alguno contingente. Repárese en que las leyes de la física de Newton son constantes y necesarias y desde luego, más perfectas –por matemáticas– que lo que ocurre en la realidad física, como advirtió Einstein. En efecto, la física de Newton presupone un espacio isomorfo y un tiempo isocrónico.

Por otra parte la física de Newton admite pluralidad de fuerzas, pues sostiene que unas son extrínsecas (vis impressa) y otras intrínsecas (vis insita) a los cuerpos. Así, por ejemplo, para él, la fuerza de la gravedad es distinta de la elasticidad. Los físicos actuales también sostiene que no hay una única fuerza. De ahí que haya entre ellos físicas diversas según la fuerza que preponderantemente estudien. Además, la física actual tiende a sustituir la noción de fuerza por la de energía.

Ahora bien, nótese que si se admiten pluralidad de fuerzas que no encajan entre sí sistémicamente, es porque se ha olvidado –aunque no lo parezca– la causa final u orden del universo físico, descubrimiento netamente aristotélico. Una ratificación de que Newton piensa su física sin la causa final es que dice que el espacio es infinito o absoluto, por lo que acaba sosteniendo que es un ‘atributo divino’. En efecto, si hubiese unidad de orden, pese a la perfección que esto implica, el espacio siempre sería ‘espacio de’ las realidades físicas a las que unifica y ordena y, por tanto, finito como ellas, aunque el hombre no conozca sus límites.

8.2. ‘Sensorium Dei’. La física o visión del universo de Newton no se puede entender sin Dios, porque, para él, el espacio y el tiempo son infinitos y, por tanto, son realmente distintos de las cosas; consecuentemente, afirma que son el ‘sensorium Dei’, los sentidos de Dios, pues a través de ellos Dios está presente en todo lugar y en todo tiempo. Evidentemente, esta concepción tiene repercusiones filosóficas y teológicas. En efecto, si el espacio y el tiempo no son ‘espacio y tiempo de’, es decir, si se les considera absolutos y eternos, por tanto, pueden existir al margen de las realidades físicas y, en consecuencia, se pueden tomar como el ‘sensorium Dei’. Recuérdese que Einstein dijo que hasta él el espacio y el tiempo se consideran sin el ‘de’, o sea, al margen de las realidades intrascósmicas, lo que él negó, oponiéndose así a la física newtoniana.

8.3. Las tres leyes del movimiento. Estás, según Newton, son: 1ª) Inercia: todo cuerpo persevera en reposo o en movimiento rectilíneo uniforme si no actúa una fuerza exterior. 2ª) Aceleración homogénea: si sobre un cuerpo se aplica una fuerza, la aceleración es estrictamente proporcional a esa fuerza. 3ª) Igualdad entre acción-reacción: a toda acción ejercida en un sentido acompaña una reacción de igual intensidad y de sentido contrario. Con estas leyes Newton defendió la ley de la gravitación universal. Por lo demás, Newton explicó el movimiento local del universo, pero no su origen, y como en su física no juega la causa final, es decir, no rige la teleología, de su física cabe decir sencillamente que no es metafísica.