LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. Evolución y culminación

‘El ave de Minerva levanta el vuelo a la caída de la noche’. Esta famosa sentencia hegeliana significa lo siguiente: la lechuza, que es el símbolo de la sabiduría porque con sus ojos grandes ve todo, vuela al final, es decir, se hace filosofía contemplativa cuando ya los acontecimientos históricos del día han acaecido, lo cual indica que lo que buscaba Hegel era el saber total. Por eso se puede defender que en él no hay dos periodos filosóficos contrapuestos, sino un progresivo crecimiento dialéctico hacia el saber absoluto.

Para Hegel, primero son las formas de vida, y las culturas que él describe fenomenológicamente, pero todo eso culmina al final viendo todo lo que ha pasado hasta cuando se consigue una visión filosófica completa. Es otro modo de decir que ‘la filosofía llega siempre tarde’, pero cuando llega es el saber definitivo. Esto significa que el saber filosófico para Hegel es acabado, perfecto (superior a la religión y teología), y por tanto, que después de él ya no cabe más saber completo. De otro modo: lo que pretende Hegel es manifestar el saber total o la verdad completa, pues, para él, ‘la verdad es el todo’, otra famosa frase suya. Respecto de la verdad total lo único que cabe es la contemplación. Lo anterior a ella son verdades a medias que se van sucediendo progresivamente en la historia. Se llega al saber total cuando se conoce que ‘todo to real es racional y todo lo racional es real’, y que, por tanto, no hay más por conocer.

Como, según Hegel, tal saber absoluto lo estaba manifestando él en su periodo de Berlín, esto significa que el espíritu absoluto estaba manifestándose de modo completo a través de él. Al entenderlo así, sus discípulos aventajados le preguntaron: ‘Maestro, después de su filoso­fía, ¿qué?, ¿qué puede venir, si su filosofía es el saber total, completo?, es decir, ¿qué viene después de usted manifestar el saber absoluto?’. Entonces Hegel contestó: ‘Después de mí, la locura’; o sea, después del saber absoluto ya no queda más que una humanidad sin saber y, por tanto, demente. Por eso es comprensible que todos los pensadores posthegelianos que conocieron su filosofía tendieron a ser antihegelianos, pues debían criticar que Hegel se había equivocado en algún punto de su cosmovisión para poder así justificar su propia vida filosófica. Los pasos de la filosofía hegeliana son tres, coronados al final por la contemplación. Por tanto, los posthegelianos tendieron a criticar alguno de esos tres pasos.

¿Por qué la dialéctica hegeliana consta solo de tres pasos? Porque son los menos posibles para llegar al saber total, pues en el primero se parte –como siempre– de conocer algo; en el segundo momento se aprecia que queda por saber todo lo que no se sabía en el anterior, y en el tercero se busca que ninguno de los dos precedentes saberes quede aislado, es decir, se reúnen para llegar a conocerlo todo. Este esquema depende de un modo de pensar lógico, propio de la vía generalizante de la razón, Con él se busca intentar transformar la filosofía en saber absoluto, sostener que el saber humano es el divino. Puede parecer que este error se haya cometido por pensar demasiado, pero no, porque todo error en el conocer humano es siempre por defecto, por detener el conocer sin proseguirlo. Pero de eso se dará cuenta al final.