LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

7. La filosofía de la ciencia: K. Popper y el falsacionismo

En siglo XX fue fecundo en teóricos de la ciencia: Poincaré, Duhem, Meyerson, Bachelard, Borh, Planck, el mismo Einstein, Heissenberg, Hilbert, Lakatos y Feyerabend. Pero es seguramente Popper el más célebre. La teoría científica por el defendida se llama ‘falsacionismo’.

7.1. Vida y obras. K.R. Popper nació en el seno de una familia judía en 1902 en Viena. Estudió filosofía, psicología física y matemáticas en la universidad de dicha ciudad, tiempo en que se hizo miembro de una asociación socialista-marxista llegando a considerarse comunista. Luego abandonó el marxismo; posteriormente el socialismo, y más adelante el psicoanálisis de Adler. Al conocer la teoría de Einstein se despertó su interés por la ciencia. Defendió la tesis en filosofía a los 26 años. A los 32 publicó la obra en que defiende su tesis sobre el falsacionismo. Debido a su condición judía y a la anexión de Austria por Alemania emigró a Nueva Zelanda a sus 35 años donde impartió su docencia en la Canterbury University. De vuelta a Europa, enseñó en la School of Economics de Londres desde 1945, ciudad en que murió a los 92 años. Obras suyas son: La lógica de la investigación científica, La miseria del historicismo, La sociedad abierta y sus enemigos, Conjeturas y refutaciones, Conocimiento objetivo: un enfoque evolucionista y Búsqueda sin término. Su familia judía fue conversa al luteranismo, pero toda su obra es agnóstica respecto de Dios.

7.2. Filosofía. Popper defiende que los descubrimientos de la ciencia hay que tomarlos siempre como teorías provisionales (teorías tentativas), nunca como una verdad definitiva, pues para él “la verdad es un ideal a alcanzar” que no se alcanza definitivamente nunca. Por tanto, la actitud del hombre ante la verdad es una “búsqueda sin término”. Si se toman como modelo ciertas “teorías tentativas” que se proponen como hipótesis en las ciencias experimentales, tales hipótesis se mantienen durante un determinado tiempo, la mayor parte de las veces porque se van verificando reiteradamente de modo experiencial. Pero puede ocurrir que un experimento concerniente a esas teorías falsee una determinada hipótesis, y entonces se debe cambiar ésta por otra nueva que sea mejor que la precedente, al menos, todavía no falsada. Esto responde, según él, a una ‘actitud crítica’, no ‘dogmática’. Según este postulado, toda ‘verdad’ sería provisional, susceptible de ser ratificada, pero también apta para ser falsada, es decir, ninguna ‘verdad’ se podría tomar de modo absoluto, sino sólo como una ‘hipótesis’ más o menos acertada, idónea a mantener sólo de manera transitoria hasta que sea falsada.