LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

8. El averroísmo que no cesa

El averroismo latino prosiguió durante centurias hasta hoy, solo que hoy ya no es solo latino, germano, franco o inglés, sino que, lejos de desaparecer, se ha universalizado.

8.1. Siglo XIV. En esta centuria, dadas las condenas eclesiásticas, para evitar el calificativo de averroista, Tadeo de Parma fue sutil, pero no por ello dejó de ser averroista. Por su parte, muchos que trataron del alma, como Marsilio de Padua, Mateo de Eugubio y Anselmo de Cumis tomaron a Ibn Rusd como autoridad filosófica prevalente. Juan Wenceslao de Praga y Moisés de Narbona fueron abiertamente más averroístas que el propio Averroes. El caso de Jacobo de Placentia (con sus Quaestiones y Lectura super tertium De anima) fue, en cambio, peculiar, porque siguió más a Avicena que a Averroes, pero el resultado respecto de la antropología y teoría del conocimiento fue el mismo que en el caso de los precedentes. A ellos hay que sumar la multitud de trabajos anónimos de interpretación averroista que proliferaron sobre el De Anima del Estagirita en esa época. Como se puede advertir por lugares de procedencia de cada uno de los autores, el averroísmo se había extendido por toda Europa.

8.2. Siglo XV. Los siguientes pensadores de esta centuria fueron netamente averroístas: Pablo de Venecia, Gaetano de Thiene, Elías el Mendigo y Nicoletto Vernias. El más conocido es seguramente Pedro Pomponazzi (que aparte de su comentario al De Anima escribió un Tractatus de immortalitate animae). Caso especial fue el de Nicolás de Ámsterdam (también con un De Anima), en el que se aprecia un viraje del averroísmo al nominalismo, pues primero identifica el intelecto agente con el posible, luego habla de causa agente en vez de intelecto agente y termina secundando el nominalismo. Adviértase que Italia se había convertido en el lugar preferido de esta tendencia.

8.3. Siglo XVI. Fueron averroistas de este tiempo (todos ellos trabajaron cuestiones De Anima) Alejandro Achillini, quien afirmó que “Dios es intelecto agente”; Cristóforo Marcello, que siendo escotista se dedicó a comentar de Averroes; León Hebreo, en quien hay una mezcla de platonismo, aristotelismo y averroísmo; Simón Porzio, quien afirmó que “aquella fuerza es el mismo Dios”; Francisco Veniero, en el que se lee que ‘l’ intelletto agente no e altro que Iddio’; Marco Antonio de´ Passeri, tan antitomista y antiescolástico como averroista; Scarpa Salentino, un averroísta ‘pura sangre’; Tiberio Bacilery, quien admitió la hipótesis averroista de la doble verdad; Blas Landi Placentani, un averroísta que, por aceptar dicha hipótesis, no tuvo problema en contradecirse; Julio Castellano, que más que a Averroes siguió a quien inició en la historia este parecer, Alejandro de Afrodisia; Jacobo Zabarella (uno de los que más comentarios escribió a las obras de Aristóteles), que intentó conciliar a Averroes con Aristóteles, Platón, Agustín y Tomás de Aquino; Polo Lauredano, quien fue un averroísta ‘sui generis’. Pero sobre todos ellos sobresale la figura de Agustino Nifo, que, además de escribir otras obras, escribió una de comentario al De Anima de Aristóteles y Averroes, queriendo ofrecer una síntesis entre averroísmo, nominalismo y realismo, llegando a ofrecer más bien un eclecticismo.

8.4. Siglo XVII. Fueron averroistas de este siglo Francisco Agustín Pallavicini, quien escribió que ‘el intelecto agente precede a la generación del hombre’, y Pedro Gassendi, quien (en su obra Physica) habló del intelecto agente general y único para todos los hombres.

8.5. Siglo XVIII. Fueron averroistas en el siglo de las luces nada menos que Hegel (en su tomo II de Lecciones sobre la historia de la filosofía) y Bouiller (en Sur la légitimité de la faculté de connaître y en Théorie de la raison impersonnelle), solo que el del primero es un averroísmo dialéctico, mientras que el segundo, en vez de intelecto agente, habla de una ‘razón impersonal’ a medio camino entre el panteísmo y el deísmo.

8.6. Siglo XIX. En esta centuria fueron averroistas: Trendelenburg (en su obra Aristotelis De anima libro tres), quien afirmó que no se puede negar que el intelecto agente parezca ser la mente divina; V. Cousin (en Éléments de Psychologie), para quien ‘Dios es causa de las verdades que percibe el hombre’; M. Bontoux (en Examen du traité d´ Aristote sur l´ame), que lo llamó ‘la vida divina’; A. Gratry (en Philosophie de la connaissance de l´ame), que defendió que ‘nuestro espíritu no está más que en potencia, y pasa al acto cuando Dios lo despierta’; E. Renan (en su famoso trabajo Averroès et l´Averroïsme, essai historique), quien sostuvo que ‘para Aristóteles el intelecto activo es impersonal, absoluto, separado y único’; A. Torstrik (en Aristotelis De anima libri III), por afirmar que el intelecto que piensa siempre es Dios; Th. Gomperz (en su trabajo Los pensadores griegos), que lo llama ‘realidad cósmica eterna que viene a nosotros’.

8.7. Siglo XX. Los averroistas han proliferado en el siglo pasado. Así, O. Hamelin (cf. La théorie de l´intellect d´après Aristote et ses commentateurs) escribe del intelecto agente que ‘sin duda es alguna cosa divina: Dios o alguna naturaleza’; R. Drew Hicks quien al editar y comentar el De anima aristotélico escribió: ‘este tipo de conocimiento es más propio de las inteligencias superiores’; L. Robin, a quien pertenece esta sentencia de su libro Aristote: ‘el Intelecto que entra en una casa contaminada’; J. D. García Bacca, que habla de ‘unidad cósmica eidética’; Fr. Nuyens, que en L´evolution de la psychologie d´Aristote indica que se de trata de ‘una cosa que existe en sí, esto es, una sustancia (ousía)’, A. Mansion, cuando afirma: ‘un intelecto único que se une a los hombres’; J. Moreau, quien habla (en su Aristote et son école) de un ‘acto eterno de la inteligencia que es principio de que seamos pensantes’; Ch. Lefèvre, cuando defiende (en su obra Sur l´evolution de Aristote en psychologie) que es ‘sustancia espiritual y eterna, causa de nuestro pensamiento’; W.K.Ch. Guthrie, al sentar en su Historia de la Filosofía griega, que ‘en el alma, la Causa Primera llama a la actividad a los pensamientos latentes humanos’; C. E. Schmidt Andrade, por considerar que ‘el intelecto agente está junto al alma, pero al exterior de ella’; J. M. Rist, quien mantiene que ‘en sí mismo es una especie de ser que se piensa’, M. Türker Küyel, por vincular el intelecto agente a lo necesario; R.A. Herrera, por admitir que ‘parece que los comentadores islámicos estaban más cerca de la interpretación correcta’; J. Owens, que sostiene un averroísmo fisicalista; D.W. Hamlyn, que en su Aristotle De anima Books II and III (with passages from book I) repone el avicenismo; J.T. Martin, quien interpreta el intelecto agente como causa final; M. Frede, que habla de ‘Dios intelecto agente’; S. de Onofrio, quien escribe: ‘pensamos que el intelecto agente es dios’ (en minúscula), etc.

8.8. Siglo XXI. Son averroistas de nuestro tiempo: M.F. Burnyeat, quien en su Aristotle´s divine intellect afirma: ‘The Active Intellect is God’; F.G. Mohamed, quien habla de ‘Holy Light’, ‘Celestial Light’, ‘Unpire Conscience’. Ambiguo, pero con guiños al averroismo, es  Ch. Picard en su libro L´intellect agent et la lumière: évolutions d´une analogie dans le péripatétisme gréco-arabe. Y la historia sigue…