2. El Liceo

A esta escuela pertenecen los continuadores de Aristóteles. Se pueden destacar los siguientes dos:

2.1. Teofrasto de Eresa. Su nombre era Tirtamo, pero Aristóteles le llamaba Teofrasto (de hablar divino) debido a lo agradable de sus discursos. Presidió el Liceo durante 36 años.

a) Mundo. A Teofrasto se le considera el primer botánico de la antigüedad, pues escribió un libro sobre las plantas.

b) Hombre. Se dedicó al estudio de los caracteres humanos.

c) Dios. Aunque fue acusado de impiedad a los dioses fue absuelto.

2.2. Estratón de Lámpsaco. Tutor de Ptolomeo en Egipto, y continuador de Teofrasto al frente del Liceo en Atenas durante unos 20 años. Fue llamado ‘el Físico’ porque trabajó sobre todo esa área del pensamiento. Su pensamiento es afín al de Leucipo y Demócrito.

a) Mundo. Pensó que toda la realidad es meramente material compuesta por átomos divisibles que se mueven en el vacío.

b) Hombre. El alma está conformada por una materia muy sutil que siempre se mueve. Penetra todo el cuerpo y su parte intelectiva está en la cabeza. No distinguió entre sensación y pensamiento.

c) Dios. No admitió su existencia.

***

Tras Aristóteles la crisis del Liceo es neta, pues si su primer representante responsabiliza a Dios de lo que no puede explicar en el hombre, el segundo le adjudica a la materia lo que debe explicar en el hombre. Son, por tanto, explicaciones reductivas de la realidad en sus diversos ámbitos. Esta falta de inspiración se debe seguramente a no centrar la atención en los descubrimientos aristotélicos de teoría del conocimiento. Con la pérdida de los puntos claves del conocer humano, se pueden leer los demás temas aristotélicos de modo rutinario, sin centrar la atención, y consecuentemente no reparando en sus hallazgos. En consecuencia, como esos temas y autor ya no inspiran, es comprensible que estos autores buscasen inspiración es otros temas (caracteres biológicos, psicológicos, médicos, históricos, gramáticos, geográficos, astronómicos, asuntos prácticos y políticos…) y autores (estoicos, epicúreos, eclécticos…).