LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

3. Meister Eckhart (1260-1327)

Seguramente nació cerca de Colonia. Fue dominico. Además del pensamiento tomista conoció el del Pseudo Dionisio, Boecio, Platón, Aristóteles, Avicena, Avicebrón y Maimónides. Su mayor influjo no es el neoplatonismo, porque la mística de éste movimiento termina en lo incognoscible, mientras que lo que busca Eckhart es la comprensión de Dios, y no la busca mirando hacia afuera sino, como San Agustín, en la intimidad, porque afirma que Dios está íntimamente presente –metafísica y noéticamente– en cada una de las criaturas. Enseñó en París en tiempos de Escoto, en Estrasburgo y Colonia. Distinguió estrictamente la filosofía de la teología. Ocupó cargos de dirección en la orden dominica. De ánimo amable y cordial, evitó la polémica. Declaró someterse a la doctrina de la Iglesia pero tras su muerte fueron condenadas 28 de sus proposiciones teológicas (no filosóficas). Es un filósofo bastante desconocido e incomprendido. Aparte de sus sermones y comentarios al libro de las Sentencias y a la Sagrada Escritura, sus obras filosóficas más relevantes son las Quaestiones Parisienses y su Opus tripartitum. Influyó en Nicolás de Cusa, G. Bruno, J. Boëme y a través de ellos en el idealismo alemán. Si nos ceñimos al esquema tripartito que nos hemos propuesto, su filosofía se puede sintetizar como sigue:

a) Es creado por Dios, el Uno, que es la fuente de toda actividad y radicalmente distinto de todo lo creado. El ser (esse) es la primera de todas las criaturas, y previo a los entes determinados, que son ‘el dos’, la multiplicidad (Mannigfaltigkeit), lo opuesto a la unidad divina, que es pura intimidad; en este sentido, como los entes que carecen de ella, son nada: “extra Deum, utpote extra esse, non est aliud nec aliquid”. Las criaturas no tienen en sí ni ser, ni uno, ni esencia, ni bien. Pero los entes superiores son los que tienen vida, porque ésta es fin en sí, ya que el fin de la vida es intrínseco: vivir más. En lo creado rigen las cuatro causas aristotélicas. El término de la acción divina creadora es la causa material (hypokéimenon), sustrato ‘extrafactum’ por el Logos. La distinción numérica se debe a la materia.

b) Hombre. Es un compuesto de ‘inteligencia’ y ‘naturaleza’, de alma y cuerpo. i) Alma. Admitió que es inmaterial, forma simple del cuerpo, sin división y presente en todo él. En el hombre el entender es el ser (esse); por tanto, es superior al ser común del resto de las criaturas. Las almas son entender. El conocer es superior al querer y tiene tres niveles: sensible, racional y supraracional. Este último es la iluminación divina en nosotros, la gracia, que no es un hábito, sino una relación con Dios, hasta el punto de que el hombre no se entiende sin él, pues Dios es el ‘Verbo’ y el hombre el ‘adverbio’. El fondo (Grund) del alma y el fondo de Dios son un solo fondo. Esto último no equivale a que el hombre se identifique con Dios, pero según esto no se distingue el ámbito natural del sobrenatural. ii) Cuerpo. La clave natural de nuestra correspondencia personal con él radica en la ética, para que el cuerpo no impida la unión intelectual con Dios.

c) Dios. En una de sus obras mencionadas Eckhart indica que en Dios el conocer es superior al ser (intelligere est altius quam esse et est alterius conditionis), porque el ser depende del conocer. Dios es ‘ipsum intelligere fundamentum ipsius esse’. La ‘puritas essendi’ es indiscernible de la pureza del intelecto. Pero en la otra obra escribe que ‘esse est Deus’, más aún, que es la plenitud del ‘esse’ y fundamento de todo ‘esse’. Esto es así porque cuando Eckhart emplea el ‘esse’ en el sentido de ‘natura’ creada sostiene que “intellectus non habet esse”, pero cuando emplea el ‘esse’ en sentido de Logos dice que “extra intellectus nihil”. De la esencia divina dice que es infinita frente a lo finito, y que no se reduce a las Personas divinas. La describe como ‘Deus latens et dormiens in seipso’, quietud infinita; ‘Deus sub ratione esse et essentiae est quasi latens et dormiens in seipso’. Lo que precede indica que en Dios se pueden distinguir dos tipos de actividad:

i) Ad intra. Según ésta, Dios es Uno, Verdad y Bien: Uno (Padre) porque es ‘circulatio’, ‘negatio negationis’, ‘bullicio sive perfusio in se fervens. Lux in luce in se totum penetrans et se totum conversum’; Verdad (Hijo), Logos, imagen perfecta del Unum, porque es ‘underscheit’, ‘differentia sine differentia’, distinción sin distinción; y Bien (Espíritu Santo), ‘amor’, porque es ‘interioridad activa de esa identidad’, vida infinita que permanece en sí misma como perfecto hervor compenetrativo.

ii) Ad extra. Según ésta, Dios es el Omnipotente. Rechazó el panteísmo. Dios es la diferencia que asume todas las diferencias porque las piensa todas; no es distinto en la medida en que comprende todo lo distinto, pero precisamente por esto es distinto de todo lo demás. Esto indica que Eckhart ve a Dios como conocer, pues mientras en lo real físico el ente sucumbe a la negación, el conocer no sucumbe a ella, porque la negación también se piensa. Con esto advierte como es el pensar, el cual no se anula al pensar las diferencias, pues el pensar está más allá de la quididad y de su negación. Si el pensar puede con la contradicción, en Eckhart está la clave de la dialéctica moderna, de la conciliación del pensar consigo mismo.