LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. La escuela de Elea

Atenderemos a sus cuatro autores más representativos: Jenófanes, Parménides, Zenón de Elea y Meliso de Samos.

5.1. Jenófanes (fl. h. 530 a. C.).

a) Mundo. Pensó que la ‘tierra’ es el principio de todas las cosas: “de la misma tierra procede todo, y todo termina en la tierra”; por tanto, supuso que este principio siempre sigue igual, aunque todas las cosas del mundo se destruyan y vuelvan a surgir periódica e indefinidamente.

b) Hombre. Consideró que lo superior del hombre es la sabiduría (sofia).

c) Dios. Pensó que el modo antropomórfico de describir a los dioses por parte de Homero y Hesiodo es ridículo, pues “atribuyeron a los dioses todo cuanto es censurable y vergonzoso entre los hombres: hurtos, adulterios, engaños recíprocos… y muchísimas cosas ilícitas”. Negó el politeísmo y afirmó la existencia de un único Dios, eterno, inmóvil, inmutable, inalterable, motor de todas las realidades, omnipresente, veloz e inteligente: “Todo él ve, todo él oye, todo él piensa”. Es superior a los dioses y heterogéneo respecto de los hombres.

5.2. Parménides (fines del siglo VI–501 a. C.)

a) Mundo. Formuló la célebre máxima de que ‘el ente es y el no ente no es’. Afirmó que es ‘uno’, porque si no lo fuese le faltaría algo y podría cambiar; que es ‘único’, porque de haber más, a uno le faltaría lo del otro; que es ‘eterno’, porque no admite cambio, por eso no ha tenido ni principio ni fin, es decir, es ‘imperecedero’. Añadió que es ‘entero’, porque es igual a sí mismo; ‘inmóvil’, porque si se moviese, lo haría en el vacío, pero el vacío, como el no ser, no es. Es ‘continuo’ –escribió–, porque permanece siempre; ‘indivisible’, porque si se dividiese aparecería el vacío o no ser; ‘lleno’, ‘compacto’, ‘finito’, ‘limitado’, ‘esférico’, ‘necesario’, porque esas notas indican perfección.

b) Hombre. Es el ser que se abre ante un triple camino: uno verdadero: ‘el ente es y el no ente no es’; otro falso: ‘el ente no es y es necesario que no sea’; el tercero es el de la opinión: ‘el ente es y no es a la vez’. El hombre es el ente que puede hacerse cargo del ser porque ‘lo mismo es pensar y ser’.

b) Dios. La ‘diosa justicia’ es la que muestra al hombre los tres caminos y guarda el camino de la verdad.

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¿Por qué pensó así Parménides? Pensó que ‘el ser es lo mismo que el pensar’, porque ser y pensar se dan mutuamente en presencia, que lo pensado siempre está presente cuando se piensa, es decir, que el objeto pensado no se da sin el acto de pensarlo, y ambos se dan en presente, o sea, fuera del tiempo físico. La filosofía inicia su andadura cuando considera que se puede conocer lo que está siempre en presente, porque sobre el resto, por efímero, no vale la pena centrar la atención. Según esto, ‘el ser es’ quiere decir que ‘está siendo’ y que ‘no puede dejar de ser’, o sea, que ‘siempre es en presente’.

Según Aristóteles, Parménides pensó el fundamento de lo real como ‘lo que es’, el ‘ente’, porque de las cuatro causas de la realidad física privilegió la causa formal. Pero está, como causa que informa la materia, siempre es cambiante, mientras que la ‘idea de forma’ no cambia; más aún, es patente que todas las ideas son ‘formas’ y no causan nada. Por tanto, Parménides, más que atenerse a la ‘causa formal’, se atuvo a la índole de la ‘forma pensada’. Según Polo, se atuvo a lo presentado por el conocer racional tal como está siendo presentado por el acto de presentarlo a nivel abstractivo. De modo que Parménides está en el mismo nivel noético que Tales y Anaxímenes. Como entre el acto de presentar y el objeto presentado se da conmensuración (ni más acto ni más objeto), no cabe ante un acto de presentar más que un objeto presentado. Por tanto, la pluralidad de objetos debe ser considerada como falsa.

Si se piensa así, se cierra el camino a seguir pensando, porque todo lo pensable por el acto de pensar ya se ha dado con el objeto pensado. De ahí que Parménides defienda la unidad del ente, el monismo, y de ahí que deje de seguir pensando, porque el raciocinio implica pluralidad, la cual según el primer nivel de pensamiento al que él se atiene, debe ser falsa. Por tanto, los pensadores que admitieron la pluralidad, ya sea de las realidades físicas (Demócrito) o de las ideas (Platón), tuvieron que proceder al ‘parricidio de Parménides’.

No es lo mismo un abstracto (i.e. perro, gato, silla…) que la noción de ‘ente’, pues no es lo mismo el ‘abstracto’ de perro que el ‘concepto’ de perro, porque en el primero sólo se conoce la forma, mientras que en el segundo se conoce la causa formal y la causa material del perro físico aunadas. Con todo, los conceptos, como los abstractos, se refieren a realidades físicas. Ahora bien, ‘ente’ se refiere a todas ellas. Por tanto, ‘ente’ es el resultado de comparar varios conceptos por medio del hábito conceptual. No hay que confundir un abstracto con la noción de ‘ente’, ni ésta con la de ‘ser’ –como ‘acto de ser’–, el cual no es tema propio de ningún acto o hábito de la razón, sino del hábito innato de los primeros principios.

5.3. Zenón de Elea  (504 a. C – fl. h. 464)

Fue discípulo de Parménides y defensor de sus tesis frente a los contradictores, y lo llevo a cabo del siguiente modo:

a) Mundo. Negó la multiplicidad y el espacio y, por tanto, el movimiento con célebres argumentos como el de Aquiles y la tortuga. Si el veloz Aquiles da una ventaja en una carrea a la tortuga, y ésta se mueve, nunca la alcanzará, porque mientras el primero recorre el espacio entre él y el que tenía la tortuga, ésta por poco que se mueva, ya ha avanzado y estará más lejos. Sostuvo asimismo que lo que se mueve ha de moverse en el lugar en el que está o en el que no está; pero nada se mueve en el lugar en que está, porque si está en él no se mueve; ni tampoco en el que no está, puesto que no está en él. Por consiguiente, nada se mueve.

b) Hombre. Negó validez al conocimiento sensible humano otorgándoselo solo a la razón. ¿Consecuencias para el ser humano de defender la presencia y negar el tiempo? Una, que si el hombre es, siempre es. Otra, que si se niega la pluralidad, habrá que identificar también al hombre con ‘lo que es’.

c) Dios. No es explícito ni en Parménides ni en Zenón que identifiquen ‘lo que es’ o el ‘ser’ con Dios. Pero si solo el ente es, de admitir la divinidad, habría que identificarla con ‘lo que es’.

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Zenón añade al pensamiento de Parménides, sobre la incompatibilidad entre el ser y el no ser, la formulación de esto a nivel lógico, no en el plano de la abstracción. Eso quiere decir que compara lo real –a lo que se refiere el abstracto– con lo posible, lo cual se piensa con una vía operativa de la razón que es superior a la abstracción: la generalizante; ésta no versa sobre lo real, sino sobre lo pensado; es la vía propia de la lógica. Veámoslo desde el movimiento: para Zenón si lo real es estable, presente, actual, el movimiento no es real, sino que tiene que ser del orden de lo posible. Aristóteles advirtió que ‘posibilidad’ no se contrapone a ‘actualidad’, porque la posibilidad también es ‘actual’, ya que es posibilidad pensada en presente. Por tanto, que ambas son lógicas y, por ende, distintas de la ‘potencia real’, el movimiento. El Estagirita distinguió entre la ‘posibilidad lógica’ y la ‘potencia real’: ‘acto en potencia en cuanto que está en potencia’. Esto le permitió distinguir entre ‘acto perfecto’ (enérgeia), propio del conocer, y ‘acto imperfecto’ (kínesis), propio del movimiento físico transitivo, siendo ambos reales.

5.4. Meliso de Samos (fl. h. 444 a. C.)

Siguió a Parménides y a Zenón.

a) Mundo. Consideró que el ser es uno, eterno, homogéneo, uniforme, inmóvil, a lo cual añadió que es infinito: “así como el ser es eterno, así es preciso que sea también infinito”; “si el ser es infinito, el ser es uno; porque si fuesen dos, los seres no podrían ser infinitos, sino que tendrían términos el uno con el otro”.

b) Hombre. El hombre forma parte del uno e infinito.

c) Dios. No es explícito que identifique el infinito con Dios.

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Meliso añade la negación al modo de pensar de Parménides y Zenón, porque ‘infinito’ (no-finito) no es una noción positiva sino negativa, la cual no se formula a nivel de abstracción, sino por medio de la vía operativa generalizante de la razón, que versa sobre asuntos pensados. Como siempre se pueden formar más objetos pensados y abarcar cada vez más todos ellos en uno más general, y así sucesivamente, a esta falta de límite se la ve como ‘no finito’, o sea, como ‘infinito’. Si se prima esa vía operativa sobre la abstracción, la idea que se forma del hombre es como la de ‘parte’ respecto de lo ‘general’, y la idea que se forma de Dios es como la idea de lo ‘más general’ o ‘infinito’.