LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

6. Dogmatismo

6.1. Esencialismo. Wolff distinguió tres clases de seres: Dios, el alma y el mundo. Añadió que a cada uno de ellos corresponden tres partes de la filosofía: al primero, la teología; al segundo, la psicología; al tercero, la física. Lo que este autor buscó en cada una de esas partes es un saber exacto, como el matemático. Sin embargo, aunque Dios es el ser necesario, y la necesidad también se pueden hallar en algunas dimensiones del alma humana, no cabe encontrarla con la misma exigencia en la realidad física. Hay un factor añadido para que Wolff adoptase dicha actitud: la influencia que sobre él ejerció las Disputaciones Metafísicas de Suárez. Este pesador español fue ‘esencialista’, es decir, que para él, de la distinción real tomista entre acto de ser y esencia, lo más relevante y ‘a priori’ es la esencia, siendo la existencia la pura ‘posición’ de lo que ya es como esencia. Esta concepción, que Wolff secundó, da lugar a considerar lo real como ideal, los seres como nociones. Estamos, por tanto, en las antípodas del empirismo.

Como se ha adelantado, lo que centró la atención de Wolff es lo posible y lo necesario, como en los racionalistas; no lo contingente, como en los empiristas. Y según estas coordenadas procedió en su estudio de las diversas partes de lo real. Por ejemplo, ofreció una demostración de la existencia de Dios aduciendo que él es el ser posible, y si es posible existe, puesto que la existencia es esencial en Dios, es decir, es una nota inherente a su esencia y como ésta, por enteramente posible es necesaria, Dios existe.

6.2. Filosofía teórica y práctica. Otra división que Wolff estableció es la que media entre filosofía teórica y práctica. Si de la primera responde la razón, la segunda la lideran las facultades apetitivas humanas, en definitiva, la voluntad. En esto se ve el neto influjo de este autor en Kant, hipótesis que en modo alguno sigue a la manera de concebir la razón práctica por parte de la tradición filosófica aristotélico-tomista. También influyó en Kant el modo wolffiano de entender la moral, que es de orden racionalista y, por tanto, enfrentado al modelo empirista, tendente al egoísmo por basar la moral en la búsqueda de los bienes útiles y placenteros. También fue de corte racionalista su concepción del derecho natural, con puntos básicos de coincidencia con el derecho de sus predecesores Pufendorf y Hugo Grocio.