LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. Escépticos

Sketomai’ significa mirada abierta pero sin ver. Se aplica este nombre a los autores que ven pluralidad de asuntos sin prestarles atención. Esta actitud se produce porque tras los grandes logros de los socráticos mayores y la pluralidad de teorías de las escuelas helenísticas estos autores pretenden conocer la totalidad de lo real de un modo objetivo y claro, con un solo golpe de vista, pero como eso es imposible, suspenden el juicio, es decir, le retiran la confianza a los asuntos pensados y su mirada queda perdida. Su fundador fue Pirrón (365-270 a. C.), y representantes suyos fueron Timón (320-230 a C.), Arcesilao (316-240 a C.) y Carnéades (214-135 a C.). Más tardíos, ya en nuestra era, fueron escépticos Enesidemo de Cnosos (80-40), Agripa (s. I), Sexto Empírico (s. II) y Luciano de Samosata (125-200). Si se consideran en su conjunto y se resume su doctrina cabe decir:

a) Mundo. Si no se puede conocer nada con certeza, ni por los sentidos ni por la razón, no sabemos la índole de lo real, ni la verdad ni la falsedad, ni lo bueno ni lo malo. Por tanto, hay que ser un espectador impasible (ataraxia).

b) Hombre. Lo fundamental en él es la virtud, por la que se consigue la paz y tranquilidad del alma. La virtud es fruto de suspender el juicio sobre la realidad (epojé) y de guardar silencio (afasía).

c) Dios. No admitieron su existencia y discutieron todos los argumentos estoicos que defendían el panteísmo.

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Si el relativismo es la falta de certeza ante un tema, el escepticismo lo es ante todos. No es una actitud primaria y natural del hombre, sino secundaria y derivada de un intento de alcanzar un conocer omniabarcante y no conseguirlo. Lo natural en primera instancia es conocer y seguir conociendo. Lo que no es natural ni acorde con el conocer humano es pretender conocer lo absoluto de un modo objetivo, en presente, de modo inmediato y completo. No es natural, porque ese modo de conocer es contrario a la naturaleza del conocer humano, pues de ser posible alcanzar el absoluto de modo objetivo, ello detendría el crecimiento del conocer humano, pero éste es susceptible de un crecimiento irrestricto. Por eso, lo que no acepta el escéptico es que el conocer humano sea susceptible de una operatividad irrestricta. Tampoco es conveniente al hombre pretender un modo de conocer directo, intuitivo, de lo objetivo, porque esa pretensión es apresurada. El escéptico nota que el conocimiento intuitivo es superior al racional, pero pretende que ese conocer sea, como el racional, según objeto conocido, lo cual es imposible. Y como no lo consigue, deja de fiarse de todo conocimiento, suspende el juicio. Si el leimotiv de la filosofía es conocer, es claro que el escepticismo es antifilosófico. Los estoicos encarnan en sí mismos el ideal de hombre dormido, que no activa en sí todas las posibilidades noéticas de que es capaz. El pesimismo, la anemia espiritual, es compañero de camino de tal actitud.