LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

Introducción

En esta última unidad temática vamos a intentar resumir la propuesta filosófica de un gran pensador que no solo ha hecho progresar los más altos descubrimientos de la filosofía clásica griega y medieval, sino que también ha corregido y solucionado por elevación los problemas capitales ofrecidos por la filosofía moderna y contemporánea. Se trata de un reciente pensador español, el que comenzó la filosofía en Universidad de Navarra, institución académica a la que dedicó el trabajo filosófico de su vida. Su planteamiento en las diversas áreas de la filosofía es tan profundo como inusitado. Sus escritos publicados e inéditos son de inspiración aristotélica; se consideró un tomista rebelde, en tanto que intentó proseguir los hallazgos más importantes de Tomás de Aquino, en especial su distinción real entre acto de ser (actus essendi) y esencia (essentia) en todo lo creado, y esclarecerlos no sólo en metafísica, sino especialmente en antropología.

Leonardo Polo ha trabajado las diversas vertientes y materias de la filosofía: Ética, Psicología, Historia de la Filosofía en sus diversas épocas –Antigua, Medieval, Moderna y Contemporánea–, Lógica, Filosofía Política, etc.), pero los campos en los que más destaca son: Teoría del conocimiento, Metafísica y Antropología. Para no terminar este trabajo con la lección precedente que versa sobre una filosofía en estado ruinoso, que disuelve al sujeto en el entramado social y en una cultura disgregada y falta de sentido, ofrecemos libremente para quien lo desee este tema sobre un autor que, como los clásicos y en continuidad de ellos, inspira, no solo por los temas nucleares que aborda, sino sobre todo por los hallazgos de fondo que en ellos descubre, un pensador nada común por lo profundo, que ofrece una filosofía abierta en todas sus dimensiones a la teología sobrenatural.

Si se pregunta si Leonardo Polo, como los precedentes, fue por posthegeliano antihegeliano, hay que responder que al darse cuenta de que los demás autores contemporáneos son frente a Hegel como tábanos que pretenden molestar a un elefante (la imagen es suya) se dedicó pacientemente a desmontar la filosofía de Hegel desde dentro (fruto de ese trabajo es su libro Hegel y el postgenelianismo), y lo llevó a cabo hasta la patencia, hasta hacer ver de modo axiomático que la dialéctica obedece a una vía operativa racional, la generalizante, que no versa sobre lo real y que no puede cerrar, porque es susceptible de una operatividad infinita; de modo que el punto y final que supone la contemplación completa en presente del final del proceso hegeliano es falsa (a eso obedece su vol. III del Curso de teoría del conocimiento). Con todo, si éste fuera el meollo de su pensamiento se quedaría corto, pero su labor construens, la de hallazgos de primera magnitud, es mucho más amplia que su labor denstruens, la de corregir los errores de los pensadores más relevantes.