LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

7. La defensa ética del hombre: R. Spaemann

En un ambiente enrarecido, materialista y paganizado Spaemann advirtió que la distinción entre persona y naturaleza humana es real y está ratificada por los concilios de los primeros siglos del cristianismo. Defendió la naturaleza y la ética humana, hasta el punto de indicar que ser persona es ocuparse de su naturaleza.

7.1. Vida y obras. Nació en Berlín en 1927. Se crió en Colonia. Estudió en Münster, Múnich, París y en el Friburgo suizo. Fue Doctor Honoris Causa por las universidades de Friburgo (Suiza), Navarra (España) y Pontificia Universidad Católica de Chile. Autor de unos 10 de libros y muchos artículos. Ha sido Profesor de Filosofía en las Universidades de Stuttgart, Heidelberg y, finalmente, hasta su jubilación en 1992, en la Ludwig-Maximilians Universität de München. Fue miembro, entre otras instituciones, de la Pontificia Academia para la Vida. Murió en 2018. Entre sus obras cabe destacar: Personas. Acerca de la distinción entre ‘algo’ y ‘alguien’, Lo natural y lo racional y El rumor inmortal.

7.2. Filosofía. Es fundamentalmente ética, pues subordina la antropología a la ética. La antropología de Spaemann se puede sintetizar con las siguientes tesis: 1ª) La persona es distinta realmente de su naturaleza. 2ª) Es un descubrimiento cristiano (no siempre bien interpretado). 3ª) Indica relación personal y está abierta a la trascendencia divina. 4ª) El tener naturaleza es el ser de la persona. 5ª) La persona es temporal. 6ª) Es fin en sí. 7ª) Se conoce por reflexión y aceptación. 8ª) Se conoce por manifestación divina, por medio del arrepentimiento y del símbolo. 9ª) Las personas sólo se conocen por su manifestación a través de la naturaleza. En suma: el planteamiento de fondo de la antropología de Spaemann –distinción real entre persona y naturaleza humana– es correcto. También lo son las tesis 2ª y 3ª. Las otras se discuten en la revisión crítica. Algunos empiristas británicos modernos (y los actuales) –a los que Spaemann corrige– no admiten el yo, porque éste no cae bajo el dominio de las sensaciones. Por su parte –como Spaemann denuncia– Kant no logró despejar la X del sujeto en su ecuación antropológica (tampoco Descartes, Dilthey, Heidegger…). Él la despeja. Pero, como veremos al final, no logra perfilar el nivel cognoscitivo adecuado para alcanzar el acto de ser personal humano y describirlo.