LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

2. Los milesios

Son 3 pensadores de la ciudad de Mileto: Tales, Anaximandro y Anaxímenes. Para ellos lo animado se distingue de lo inanimado principalmente por el movimiento y la sensación. Algunos afirmaron que el alma es el elemento motor y el principio de la vida. Y ninguno dejó de aludir a la divinidad.

2.1. Tales de Mileto (640–548/5 a. C.).

a) Mundo. Sostuvo que ‘el agua es el fundamento de todas las cosas’, seguramente porque observó que está presente en todas las realidades; advirtió también que todas las cosas están ordenadas.

b) Hombre. Defendió que ‘el alma es el principio del movimiento’ y que ‘se mueve a sí misma’.

c) Dios. Pensó que ‘todas las cosas están llenas de dioses’, pero que por encima de ellas está Zeus, del que escribió que “es lo más antiguo que existe, puesto que no ha sido engendrado” y que es la inteligencia que hace surgir todas las cosas del agua. Al final de su vida escribió: “Te alabo, ¡oh Zeus!, porque me acercas a ti. Por haber envejecido, no podía ya ver las estrellas desde la tierra”. Añadió que “lo divino es lo que no tiene ni principio ni fin”.

Desde Tales aparecen dos líneas de pensamiento: 1ª) Dinámica. La siguieron Anaximandro, Heráclito y Protágoras y que se caracteriza porque estimaron que existe un único principio activo que activa alternativamente pluralidad de realidades. Por tanto, la clave de esta línea es el cambio. 2ª) Estática. La continuaron Parménides, los pluralistas y Gorgias y que se caracteriza porque defendieron que existe, o bien un único principio, o bien pluralidad de ellos, pero al margen del cambio.

2.2. Anaximandro (611–546 a. C.).

a) Mundo. Sostuvo que el fundamento de todas las cosas es lo que carece de límite (ápeiron), que algunos traducen por ‘lo indeterminado’ y otros por ‘lo infinito’, por lo cual se van separando por un movimiento constante los elementos contrarios (aire, agua, tierra y fuego), que “se pagan una mutua justicia según la disposición del tiempo” y conforman las realidades físicas.

b) Hombre. Sostuvo que el cuerpo de los seres vivos procede del agua y el del hombre de los animales, mientras que el alma humana procede del aire. Por tanto, se puede decir que fue el primer ‘evolucionista’.

c) Dios. Pensó que tanto el cosmos como el hombre están sometidos a lo indeterminado, que es ‘divino’: “lo indeterminado es, además, un ser divino, pues es inmortal e indestructible”.

2.3. Anaxímenes (560–523 a. C.).

a) Mundo. Defendió que el fundamento de todas las cosas es el aire, que es infinito, lo abarca todo y está en constante movimiento pasando de la rarefacción –siendo fuego y viento– a la condensación –siendo agua y tierra–.

b) Hombre. Consideró que el alma ‘es aire’.

c) Dios. Sostuvo que el aire es ‘lo divino’.

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¿Por qué pensaron así estos tres presocráticos? Para Aristóteles, porque de las cuatro causas o principios que conforman la realidad física –material, formal, eficiente y final u orden del universo físico– se fijaron sobre todo en la material. Pero con esto no se explica que intentasen comprender al hombre y a la divinidad aludiendo a dicha causa. Con todo, es verdad que buscaban una dimensión estable para explicar toda la realidad, la cual debía ser constante, permanente a lo largo del tiempo. En efecto, nótese que todos ellos admiten un elemento que permea la realidad física y a él le atribuyen los cambios de la misma. A la par, alguno de ellos –Anaxímenes– pensó que tal elemento –lo indeterminado– no sólo es el constitutivo nuclear de la realidad extramental, sino también de la misma alma y de la divinidad. Además, consideraron que ese elemento no solo es constante sino también inmortal, es decir, que no caduca con el tiempo. ¿Qué significa esto si la realidad física nunca es constante, sino que está en constante cambio?

Para L. Polo significa que estos pensadores buscaron como fundamento de lo real una dimensión que siempre fuese presente, ya que el presente no es tiempo ni está afectado por él. Pero en la realidad física nunca nada es presente, porque todo está en constante cambio. Efectivamente, en la realidad física nunca nada deja de suceder. Entonces, ¿de qué índole es tal ‘presente’? Exclusivamente mental. Por tanto, al atribuir a la realidad física la presencia mental constante llevaron a cabo una transposición indebida de la índole de lo mental a lo real. En concreto, Tales y Anaxímenes transpusieron la presencia mental propia del acto de la abstracción (la cual presenta –en presente– un objeto pensado inalterable, en su caso el de agua o aire) a la realidad física, considerando así que ésta es constante como lo es la presencia mental, y que, por serlo, permeará toda realidad. Por su parte, Anaximando extrapoló indebidamente a la realidad física el modo de conocer del hábito abstractivo, que permite notar que se pueden pensar en presente muchos objetos pensados, es decir, abstractos, pero no se pueden pensar a la vez en presente por el mismo acto de pensar, por eso los asuntos pensados ‘se pagan una mutua justicia’, porque cuando se piensa uno (ej. silla) no se piensa otro (ej. mesa).

Nótese que las causas o principios de la realidad física no son separados, porque son con-casusas o causas ‘ad invicem’ como decían los medievales. De modo que, en rigor, no cabe decir que los pensadores presocráticos se atuviesen en exclusiva a una u otra causa –como sostuvo Aristóteles–, porque si se conoce una como causa, se conocen también las demás imbricadamente con ella. Por tanto, lo que hicieron es más bien hacerse una ‘idea’ de causa o de principio, pues las ideas sí son separadas, y extrapolaron esa idea, que es siempre igual, a lo real. A ello hay que sumar que Anaximandro notó que como caben pluralidad de ideas pensadas con diverso contenido, mientras que el acto que las presenta es siempre de la misma índole, y no perfiló de qué índole es, lo llamó ‘lo indefinido’.