LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

2. Fe y razón, filosofía y teología

a) Razón y fe. El problema de las relaciones entre fe y razón llegó con Tomás de Aquino a su culmen. El fundamento de esta distinción radica en la diferenciación entre el mundo natural y el sobrenatural. Son dos órdenes distintos, pero se complementan. El conocimiento natural es de diversos niveles: sensible, racional e intelectual. El conocimiento sobrenatural tiene su origen en la divina revelación y se conoce por fe sobrenatural. Con él el hombre descubre verdades sobrenaturales.

No hay contradicción entre uno y otro, porque Dios es autor y origen de ambos. Cuando se presenta una aparente contradicción, ocurre que, o una propo­sición que se presenta como revelada en realidad no lo es, o la que se tiene como proposición filosófica verdadera no lo es. Mientras el acto de la razón sólo requiere el dinamismo propio de su facultad, el de la fe es de la persona que asiente, movida por Dios, a una verdad divina sobrenatural. Su objeto propio son ‘los artículos de fe’. La fe es una ‘virtud teologal infusa’ que proporciona un conocimiento superior.

b) Filosofía y teología. Tomás de Aquino es uno de los pensadores que más han contribuido a unir las dos grandes tradiciones intelectuales que se enfrentaron en su tiempo: Aristóteles, el Filósofo por excelencia, y el pensamiento cristiano de Agustín de Hipona, más influido por Platón. Uno representa la razón natural y otro la teología. Lo que diferencia a la filosofía de la teología es que la primera se basa en la evidencia; mientras que la teología se basa en la autoridad de Dios. La aceptación de ambas es libre.

La teología es el estudio de la fe y sus principios son los ‘artículos de fe’. Se beneficia de la filosofía tomando de ella el conocer natural, pues la fe lo presupone. Pero el conocimiento teológico se basa en una ampliación del alcance de nuestra capacidad natural de conocer. La razón ofrece los ‘preambula fidei’, verdades que ayudan a creer. A la par, la razón un instrumento para la teología, pues el desarrollo de la teología no es posible sin el del conocer natural. Así, la filosofía es sierva (ancilla) de la teología.

También la fe ayuda al conocer natural, actuando como norma orientadora. Así, en el caso de que la razón llegue a conclusiones incompatibles con la fe, se deben revisar los razonamientos. La fe orienta a la razón para preservarla de incurrir en el error, y para indicarle hacia dónde debe dirigir su investigación.