LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

9. Balance

Destaquemos los siguientes apartados:

9.1. Física. Es válida la concepción aristotélica de las cuatro causas, material, formal, eficiente y final; la superioridad de unas sobre otras y de la final sobre las demás. Asimismo, la composición de la realidad física en sustancia y accidentes. Son rectificables la asimilación aristotélica de las causas formales a actos (entelécheias). Asimismo, las alusiones a la materia ‘prima’ y ‘segunda’, entendiendo la primera como separada de la forma, porque no cabe materia sin forma ya que las causas son ‘concausas’; por tanto, tal distinción es lógica, no real.

9.2. Psicología. Son certeras sus descripciones de la vida o alma en cada una de sus niveles. Asimismo, de las potencias, tanto las múltiples orgánicas como las dos inorgánicas (inteligencia y voluntad). Con todo, Aristóteles consideró que la voluntad no es activa, sino tendencial y pasiva, lo cual es rectificable. No descubrió, sin embargo, la ‘persona’ humana, es decir, ese quien irrepetible que subyace bajo cada alma y cada cuerpo humanos, aunque este tema, más que de psicología, es de antropología. Si bien la persona se puede descubrir filosóficamente, este fue un descubrimiento cristiano.

9.3. Teoría del conocimiento. Es seguramente la pieza maestra de la filosofía aristotélica, superior incluso, aunque menos tenida en cuenta, que su metafísica, pues advirtió los axiomas centrales de esta disciplina, es decir, el modo necesario de actuar el conocer humano: 1º) El conocer es acto sin potencia (enérgeia, a todo nivel). 2º) La distinción entre niveles cognoscitivos es jerárquica. 3º) El conocer humano está unificado porque el nivel superior activa y conoce el inferior. 4º) La inteligencia es operativamente infinita porque adquiere hábitos que la perfeccionan intrínsecamente. Advirtió asimismo otros axiomas laterales: 5º) El ‘objeto’ conocido es en todo nivel puramente intencional. 6º) La inteligencia depende ‘objetivamente’ del conocimiento sensible, pero ‘subjetivamente’ de un acto humano superior a ella, el intelecto agente. 7º) Tiene diversas vías operativas: teórica, práctica, formal o lógica…, con actos y hábitos adquiridos distintos en cada vía.

9.4. Descubrió tres de los cuatro niveles superiores del conocimiento humano: 1º) El hábito innato de los primeros principios. 2º) El hábito de sabiduría. No descubrió, en cambio, el de la sindéresis. 3º) El intelecto agente, el conocer superior humano. Este descubrimiento fue tan genial como malinterpretado en la posterioridad filosófica hasta hoy.

9.5. Metafísica. Son descubrimientos suyos geniales las nociones de acto y potencia; el que la activación o perfeccionamiento de las potencias se debe siempre al acto, nunca a la inversa. Lo es también su aserto de que toda realidad salvo Dios está compuesta de potencia y acto. También que la metafísica es el saber superior de los que miran hacia afuera. Pero no lo es –esto no lo alcanzó– si a ellos se añade el saber que mira hacia dentro, hacia la propia intimidad, la ‘antropología trascendental’. Lo es asimismo que el método de la metafísica es el hábito de los primeros principios. Pero no lo es que el método o nivel cognoscitivo propio de la metafísica sea el hábito de sabiduría, pues éste es el propio de dicha antropología.

9.6. Ética. Son válidas sus descripciones de la razón práctica (actos y hábitos) en la medida en que esta vía operativa de la razón versa sobre bienes mediales para conformar virtudes en la voluntad. Son geniales asimismo sus descripciones de las virtudes. Descubrió que la ética tiene tres bases: los bienes reales, las normas prudenciales de la razón y las virtudes de la voluntad. Pero le faltó descubrir la fundamentación última de la ética, a saber, la sindéresis, pues es este hábito el que activa a la razón práctica y a la voluntad en su referencia a bienes reales. 

9.7. Política. Son válidas sus descripciones del hombre como ‘ser social por naturaleza’, como ‘animal político’, o ‘animal con logos’. Pero falló en la base de la sociedad, porque ésta es la familia, no el Estado. Y es de ella, y no directamente del Estado o de las instituciones intermedias, de quien depende en primer lugar la educación de los hijos.

9.8. Teología. Son validas sus pruebas física y metafísica que acceden a Dios como Motor Inmóvil y como Acto Puro. Pero también hay varias carencias fundamentales en este tema: una, no advirtió que Dios es Creador; otra, que es providente respecto del hombre; una tercera, que Dios es un ser personal, más aún, pluripersonal. Estas verdades se pueden descubrir de modo natural, es decir, sin recurrir a la revelación sobrenatural judeo-cristiana, pero el Estagirita no llegó a ellas. De esto da cuenta la ‘antropología trascendental’, es decir, la que descubre la intimidad humana y advierte que la persona es apertura y, por tanto, relación personal a una persona distinta.

9.9. El Filósofo. A pesar de las carencias indicadas, como los aludidos descubrimientos son de primera magnitud, es justo que Aristóteles recibiese por parte de otro de los grandes del pensamiento, Tomás de Aquino, el título de ‘el Filósofo’. Por su parte, para Polo, el Estagirita es el pensador por antonomasia. De él hay que partir y a él hay que continuar.