LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

7. Voluntarismo

7.1. La concepción clásica de la voluntad. En la concepción precedente a Escoto de esta facultad humana hay que distinguir dos hitos: a) La propia de la filosofía griega. Aristóteles, por ejemplo, entendió la voluntad como una facultad tendencial, un deseo (orexis), pero no como acto. Por tanto, la consideró imperfecta y, por eso, no la atribuyó al ser divino. b) La distintiva de la filosofía cristiana. Tomás de Aquino, por ejemplo, pensó que la voluntad también es activa y, por tanto, puso la voluntad en Dios. Esta segunda versión es más correcta que la precedente. A pesar de la distinción entre las tesis anteriores, antes de Escoto los pensadores solían considerar que la voluntad es posterior a la inteligencia (nihil volitum nisi praecognitum) y que es inferior a ella, es decir, menos activa. Por eso sostuvieron que las operaciones inmanentes de la voluntad y las virtudes son menos activas que las operaciones inmanentes de la inteligencia y que sus hábitos intelectuales.

7.2. La concepción escotista de la voluntad. En este punto Escoto admite dos tesis centrales: a) La voluntad es potencia activa, espontánea, autónoma, libre. Esta primera tesis indica que la voluntad no requiere ser activada por ninguna otra dimensión humana, ni tampoco por otra externa; dimensiones que sean previas y superiores a la voluntad, puesto que ésta se supone ya es activa y, en consecuencia, se desencadena de suyo, es decir, espontáneamente, con lo cual se determina a sí misma (se determinare). En suma, ni sigue, ni se supedita a otras instancias humanas, ni tampoco al bien externo. Por eso cabe decir que es autónoma, no determinada a nada, enteramente libre. Consecuentemente, Escoto entiende a la voluntad divina como la máxima indeterminación, lo cual significa que Dios puede hacer lo que quiera. b) La voluntad es superior a la inteligencia. Esta segunda tesis depende de la primera. La fundamenta diciendo que si bien la razón es una facultad activa, pues sus actos nacen de ella, tiene una dependencia objetiva ineludible, los objetos reales, por lo cual afirma que es en parte pasiva. ¿Por qué defiende Escoto esta tesis? Por una razón básica que después de él surcará toda la modernidad filosófica, a saber, porque considera que la inteligencia pertenece al ‘orden de la naturaleza’, mientras que la voluntad pertenece al ‘orden de la libertad’, y estima que éste es superior al primero. La naturaleza tiende a lo uno. En concreto, la inteligencia, a la verdad. Ésta se le impone, mientras que lo falso lo elude. Por tanto, ‘intellectus cadit sub natura’. En cambio, la libertad tiende a lo irrestricto y aún a lo opuesto. En consecuencia, ya que ‘voluntas opposito modo se habet’, es libre. Lo que precede indica que la voluntad no está orientada naturalmente al bien último, sino que puede quererlo o no quererlo; más aún, que puede querer o no querer.