LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

8. La impronta ockhamista en las corrientes filosófico-lingüísticas modernas

Las tres corrientes de pensamiento contemporáneas más centradas en el lenguaje han sido el pragmatismo, la filosofía analítica y la hermenéutica. De su relación con la filosofía de Ockham cabe decir resumidamente lo siguiente:

a) Pragmatismo. Es sabido que Peirce, el padre del pragmatismo, oponía su filosofía a la aristotélica, y consideraba, en cambio que ‘estos dos hombres, Escoto y Guillermo de Ockham, son decididamente las dos mentes más grandes de la Edad Media, como también los dos más profundos metafísicos que han vivido’. El pragmatismo es una filosofía que más que el fundamento y el destino está vertida sobre los medios; es filosofía que –como la de Ockham– usa su mismo método lógico–lingüístico–analítico para conocer tales medios, procedimiento que es reductivo, pues no permite conocer los temas de la realidad física según su concausalidad real, y es completamente ineficaz para alcanzar las realidades inmateriales; filosofía que –como la del Princeps Modernorum– tiñe los temas tratados con el barniz del voluntarismo. La filiación ockhamista de esta nueva filosofía –reconocida explícitamente por su propio fundador– queda fuera de duda.

b) Filosofía analítica. Esta filosofía se reduce a teoría del lenguaje. Tomemos como ejemplo al mejor representante de esta corriente, porque en su doble trayectoria fue modelo de los derroteros de esta disciplina. El primer Wittgenstein usa el mismo método cognoscitivo que Ockham –el analítico– y con el mismo alcance temático: sólo se puede conocer lo singular por la experiencia sensible (nominalismo). Por su parte, el segundo Wittgenstein usa la otra cara de la moneda metódica ockhamista, las hipótesis mentales (idealismo), a las que ahora llama ‘usos linguísticos’, pero añadiendo que el sentido de éstas hipótesis sólo se puede dirimir en la medida en que se usan (pragmatismo). Por lo demás, el voluntarismo wittgensteniano, que va in crescendo de la primera a la segunda fase de su pensamiento, es afín al ockhamista, pues ante la restricción del conocer (y, consecuentemente, de la verdad) quien gobierna la actividad humana es la voluntad autónoma.

c) Hermenéutica. El mejor representante de esta corriente de filosofía es Gadamer. En cuanto al método cognoscitivo, Gadamer –como Ockham– atiende más a la razón práctica que a la teórica. En cuanto al tema, a Gadamer –como a Ockham– le importa más lo contingente que lo necesario. Por último, en cuanto al voluntarismo, éste, aunque es explícito en Ockham y más tácito en Gadamer, describe ambas filosofías, pues si se mantiene lo práctico por encima de lo teórico, se sienta un voluntarismo.