LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

6. El historicismo de W. Dilthey

El historicismo es la doctrina que subraya el carácter histórico del hombre. La frase de Dilthey “lo que el hombre es lo experimenta sólo a través de la historia” describe bien esta corriente. Si –según Hegel– la historia es ascendente, al final debe llegar a la perfección, y para que llegue debe haber progreso en la verdad hasta alcanzar la verdad completa. Frente a ello para el historicismo la verdad siempre es parcial, jamás completa, porque es relativa a la historia. En consecuencia el historicismo cambia el 4º momento hegeliano, el de la contemplación, por una tarea humana mucho más modesta: la interpretación o hermenéutica (ya presente en Schleiermacher), aceptando que la verdad es relativa y cambiante según el tiempo histórico. Ahora bien, como la hermenéutica es propia de la razón práctica, es claro que el historicismo abandona a Hegel y se refugia en Kant, de quien ya se dijo que subordina de la razón teórica a la práctica y de ésta a la voluntad. Si para Hegel el pensar culmina en su presente histórico, para Dilthey el pensar no puede culminar, porque es relativo al tiempo entero y, como es claro, el futuro no está dado.

6.1. Vida y obra. Hijo de pastor protestante, nació en 1833 en Biebrich. Estudió teología, historia y filosofía en las universidades de Heidelberg y Berlín. Fue maestro en esta última a los 32 años, y luego en Basilea, Kiel y Breslau, hasta que volvió a Berlín a sus 49 años. Fue fundamentalmente un historiador de la filosofía. Compartió la concepción de los neokantianos y del positivismo. Leyó, al menos, a Leibniz, Kant, Vico, Fischer, Schleiermacher, Hegel, Comte y Husserl. Entre sus obras cabe destacar: Introducción a las ciencias del espíritu, La esencia de la filosofía, Teoría de las concepciones del mundo e Historia de la filosofía. Murió en 1911 a sus 78 años. Dilthey rechazó la metafísica porque, según él, es una explicación mítica o religiosa del universo que termina en antinomias y, por tanto, no es posible como ciencia (afirmación que recuerda a Kant).

Rechazó asimismo la ‘psicología explicativa’ (la clásica previa a él), y defendió la ‘psicología descriptiva y analítica’ basada en la observación y en la introspección, en orden a encontrar las conexiones de los hechos vitales, las cuales forman la estructura psíquica, aunque debajo de ella no admitió ningún yo, sujeto o persona, pues afirmó que la vida no es sólo individual, sino colectiva, no sólo humana, sino cósmica: el único Absoluto (tesis que recuerda a Schopenhauer y Nietzsche). Por otra parte, Dilthey se alejó progresivamente de su primera fe cristiana.

6.2. Filosofía. En ella cabe hablar de método y el tema, aunque ambos coinciden.

a) Método. Dilthey inició el ‘método histórico crítico’, que después se ha aplicado a diversas ciencias humanas, incluso a la teología. Éste método consiste en encuadrar todo saber humanístico dentro de un contexto histórico, esgrimiendo como razón que las humanidades se han desarrollado a lo largo de la historia, más aún, biográficamente. Los temas estudiados por este método son tres: la organización externa de la sociedad (cuya base es el derecho), los sistemas culturales y los pueblos. De este estudio deriva que ‘el hombre es relativo a la historia’: “el espíritu es una esencia histórica”. El punto de partida del método es la conciencia, que es la vivencia interior singular, la cual no es sólo racional (si solo fuera así, se incurriría en craso idealismo), sino también volitiva y sentimental. A tal vivencia sigue la expresión de aquélla cara afuera, y a ésta, la comprensión universal de la misma, la cual da lugar a los objetos de las ciencias del espíritu –espíritu objetivado–: moral, derecho, sociedad, estado, arte, religión… Con todo, como las vivencias son nuestras, si bien sabemos que las realidades externas existen por la ‘resistencia’ que ofrecen a nuestro cuerpo, en el fondo no podemos decir como son las realidades externas: agnosticismo (recuérdese la ‘cosa en sí’ kantiana).

b) Tema. Para Dilthey el objeto de la filosofía es la vida, pero se trata de una vida temporal, histórica, la cual da lugar a las ciencias del espíritu. Como la vida es ‘devenir’, es histórica; por tanto, la filosofía, por ser hermenéutica de la vida, también será histórica y, en consecuencia, no cabrá en ella verdad alguna definitiva al margen del tiempo. De lo que precede se desprende que no sólo la vida sino también el hombre y el cosmos sean tiempo. ¿Acaso Dios es tiempo? Aunque en Dilthey se da una tendencia al panteísmo, éste no es en él explícito.