LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

1. Las fuentes

La filosofía moderna (siglos XVII-XIX) es un intento de restablecer el pensamiento tras la aguda crisis que sufrió en la Baja Edad Media, Humanismo y Renacimiento (siglos XIV-XVI), pero cuenta con sus mismas claves de fondo, aunque las radicaliza en una u otra dirección: los racionalismos, en el auge de la razón; los empirismos, en la hegemonía de los hechos y de la facultad humana que con ellos dicen corresponderse: la voluntad.

Como vimos, la filosofía del siglo XIV era muy parecida en cuanto al método y a los términos que usaba a la del siglo XIII, pero es no sólo distinta sino opuesta a ella en cuanto a la mentalidad de fondo. Pues bien, la filosofía moderna hunde sus raíces en el modo de pensar del siglo XIV. A falta de considerarse capaces de descubrir la verdad en los dos ámbitos más altos del pensar, el origen y el destino, los filósofos del XIV mantuvieron dos posturas: una, la de dedicarse a pensar en temas menores, prácticos, intramundanos (ética, sociedad, política, ciencia experimental, arte, etc.); otra, intentar acceder a los superiores mediante otro camino que no fuese el saber natural teórico, a saber, por una fe desasistida de verdad (fideísmo). En este sentido la fe, tal como la concibió, por ejemplo, Ockham (siglo XIV) es muy similar a la de Lutero (siglo XVI), y ésta a la de Kierkegaard (siglo XIX) o a la de Bultmann (siglo XX), entre otros, pero es opuesta a la concepción de la fe que tenía, por ejemplo, Tomás de Aquino (siglo XIII), para quien la fe es, ante todo, un nuevo modo de conocer, superior al natural, que tiene el mismo tema que el conocer natural superior, Dios, pero que lo conoce de modo distinto, más intenso, íntimo, personal, y no conoce de Dios lo mismo que el conocer natural, sino asuntos nuevos por Dios revelados.

Esto se dio porque en el siglo XIV se empezó a creer que la razón inventa (finge) unas representaciones mentales, ideas, que no responden a lo real, y que sólo nos sirven para entendernos entre nosotros, sobre todo cuando a esas ideas les ponemos nombres (de ahí el término nominalismo con que se designó a esta corriente). Es decir, se empezó a considerar que conocemos las cosas tal como las conocemos, pero que no podemos saber si nuestras ideas responden o se parecen a lo real, porque el puente entre lo mental y lo real (la intencionalidad del objeto conocido) se ha olvidado.

Cerrada la puerta de la inteligencia para el progresivo descubrimiento de lo real, ahora ya no se buscará la verdad, sino que se intentará acceder a lo real de otro modo, a saber, con la sola voluntad. Con esta potencia se cree notar qué sea bueno o malo, mejor o peor para nosotros, y con ella se busca dominar lo intramundano. Se pasó, pues, a considerar que esta potencia es lo distintivo no sólo del hombre sino incluso de Dios. Más que la verdad, se buscará la certeza subjetiva, es decir, el cómo estar seguros, ciertos, de que lo real no nos engaña. Como se puede apreciar, lo que subyace en el fondo de esta actitud es un voluntarismo, que veremos afectar –de un modo u otro– el escenario de la filosofía moderna y contemporánea, así como reaccionar drásticamente contra él por parte de algunos pensadores que incurrirán en un férreo racionalismo.

Al precedente empeño de conseguir la certeza subjetiva responden muchas actitudes filosóficas que van del siglo XIV al XVII. En casi todas las universidades eclesiásticas europeas había por ese tiempo una cátedra de estudios nominalistas (incluida la más célebre en su máximo apogeo, la de Salamanca). Con esta breve panorámica es comprensible que el nominalismo llegase –aunque muy deteriorado– a los pensadores modernos. Lo que caracterizaba a ese nominalismo es similar a lo que siempre ha distinguido a la filosofía de tiempos de crisis: la atenencia a la argumentación lingüística, la sustitución de la verdad por la certeza, el progresivo trueque de la verdad por el interés, etc. Manifestando este contexto de incertidumbre y falta de precisividad del pensamiento es más sencillo comprender a los representantes de la filosofía moderna, su filosofía y sus reacciones.