LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. Política o La paz perpetua

Para Kant los hombres tienden a vivir en sociedad, pero no naturalmente, sino en orden a su perfeccionamiento. Con todo, ya en sociedad el egoísmo y la pereza producen discordia, por lo que el hombre es a la vez un ser social y antisocial. De esta tensión surge la ‘insociable sociabilidad’. Así, por ejemplo, la cultura, el arte y el orden social son fruto de la insociabilidad, obligada a someterse a la disciplina que impone la convivencia. En la teoría social de Kant hay tres influjos:

a) Hobbes. Como él, Kant piensa que la lucha tiene raíces en la naturaleza humana. La paz no es lo natural entre los hombres, sino una conquista de la voluntad. Hobbes representa para Kant el estado de sociedad conforme a la naturaleza.

b) Rousseau. Como él, Kant funda la sociedad en el ‘pacto social’, pero para Kant éste no es originario, sino un imperativo de la razón, como un deber, un referente ético, como el que dicta que no debe haber guerra y se debe alcanzar la ‘paz perpetua’. Como se ve, su ética es el fundamento de su política. Ese mismo imperativo categórico obliga a los estados a constituir una unión entre ellos. Rousseau representa para Kant el ideal del derecho del estado. La ‘voluntad general’ de Rousseau influyó en Kant. Se distinguen ambos en que para el primero el pueblo es soberano y legislador, mientras que para el segundo el legislador no es el pueblo sino un representante ‘que dicte las leyes como si éstas hubiesen podido nacer de la voluntad unitaria de todo el pueblo y como si los ciudadanos hubiesen consentido en tal voluntad’, por lo que Kant defiende un estado liberal representativo.

c) Montesquieu. Kant le sigue en la división de los representantes de la sociedad en tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, de los que depende la salud del estado, pero no la felicidad del ciudadano.