LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

2. Plotino (205-270)

La influencia de Platón en Plotino es neta, aunque este autor añada algunas complicaciones, tanto en el ‘egresus’ de toda la realidad desde la primera, como en el ‘regresus’ de ésta –especialmente religioso en el hombre– a Dios. Su obra más relevante son las Enéadas.

a) Mundo. Lo material, el universo, es lo último que emana en la realidad y lo menos importante. Emanar no es crear, pues significa que lo posterior es de la misma naturaleza que lo anterior, solo que degradado.

b) Alma. Las almas humanas proceden del Alma Universal. Cada una está originariamente unida a ella. Luego se encarna en virtud de una culpa cometida y debe volver a unirse al Uno a través de varios medios catárticos: la razón, el arte, la virtud; los cuales permiten al hombre liberarse de lo sensible y llegar al estado de unión mística (éxtasis) con el Uno. El alma humana es espiritual e inmortal, preexistente. Plotino sigue la dualidad platónica entre cuerpo y alma sosteniendo que su unión es accidental; por tanto, el alma está encerrada en el cuerpo como en una cárcel o tumba, siendo el cuerpo un instrumento de ella. La razón del encarcelamiento estriba en una catarsis o purificación de la falta cometida. Distingue asimismo tres partes en el alma humana, aunque distintas a las señaladas por Platón: sensitiva, racional e intelectiva. La meta del hombre es asemejarse a Dios.

c) Dios. Es el Uno, primera realidad suprema, perfección infinita, simple, inmutable, de la que procede por emanación todo lo demás. Está más allá del ser (einai), del pensar, del querer (carece de voluntad) y de vida. Es incognoscible e inefable: teología negativa y mística. Del Uno surge la Inteligencia (noûs) como la luz surge del sol. De la autocontemplación de la Inteligencia surge el Alma Universal, la cual tiene una doble dimensión: la superior unida al noûs y la inferior, al mundo material, pues produce las formas en la materia.