LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

3. Teoría de la cultura, del trabajo, del lenguaje y de la economía

3.1. La cultura. Lo cultural es todo aquello que produce el hombre con su trabajo. Surge de la capacidad humana de comunicar a los objetos pensados o ideas una capacidad ejecutiva. Por producidas por el hombre, las diversas manifestaciones culturales deben ser respetadas siempre y cuando esas manifestaciones sean acordes con la naturaleza y esencia humanas y su crecimiento. Si la cultura la produce el hombre, el hombre no puede ser un producto de la cultura. Hacer girar al hombre en función de los parámetros culturales es claramente una muestra de despersonalización y de deshumanización.

Notas intrínsecas de la cultura son la multiplicidad inagotable de los productos factibles y el carácter no definitivo de ellos. Por ello la cultura es incapaz de culminación. Por eso el hombre no se reduce a la cultura. Lo cultural no sustituye a lo natural del universo sino que lo desarrolla. Desarrollar lo natural del cosmos perfeccionándolo se consigue a través del trabajo y de la técnica. Perfeccionar lo esencial del hombre se realiza por medio de los hábitos y de las virtudes. Ahora es menester unir ambas tesis de este modo: sin hábitos y virtudes la cultura es imposible, y el fin de la cultura es crecer en hábitos y virtudes. Por su parte, la técnica forma parte de la cultura, pues es un determinado procedimiento productivo consistente en confeccionar una serie de instrumentos usando para ello de otros. La tecnología es el estudio intrínseco de los diversos instrumentos producidos por la técnica.

3.2. El trabajo. Es la acción humana a través de la cual el hombre se perfecciona como hombre a la vez que perfecciona la realidad física. De ahí lo positivo del trabajo, pues sin él, el hombre no mejora en humanidad. Por una parte, trabajar es añadir al mundo más perfección de la que él ofrece. Por otra, trabajar es perfeccionarse como hombre: adquirir hábitos y virtudes. El hombre añade porque sobreabunda. En orden a esto Polo describe al hombre como ‘un perfeccionador perfectible’ y con ello corrige el culturalismo.

3.3. El lenguaje. Es la primera praxis transitiva humana, la más alta y condición de posibilidad de las demás. Es, de entre lo material, lo menos material, y por ello lo más remitente. Pero es segundo respecto del pensamiento, cuyo objeto pensado en enteramente remitente, mientras que la palabra –hablada o escrita– es en parte remitente y en parte no. Por eso la intencionalidad del pensamiento es pura, mientras que la del lenguaje es mixta, por lo que la primera no es convencional y la segunda sí. Por tanto, las acciones transitivas humanas, los diversos trabajos, dependen del lenguaje y éste depende del pensamiento. Con estas directrices Polo corrige el pragmatismo y la filosofía analítica. Como hay diversos niveles de pensamiento racional, hay diversos niveles de lenguaje. La clave de la formación del lenguaje está en los hábitos adquiridos de la razón.

3.4. La economía. Es la ciencia que estudia los intercambios de las diversas realidades que poseen los hombres. Un hombre sólo, por consiguiente, no hace economía. La sociedad, por tanto, es imprescindible. Por ello la base de la economía es la empresa, la cual es una reunión de personas, no economía alguna. Los intercambios humanos se deben a que el hombre tiene a su disposición diversas alternativas prácticas sobre los recursos. El asignar unos recursos para un proyecto, restándoselos en consecuencia a otro, es el motor de la economía. Las reglas de la economía dicen cuál es el mejor modo de emplear los recursos para la realización de un proyecto, que normalmente se reducen a esto: mínimo gasto, máximo rendimiento. Del diverso modo de asignar recursos a determinados proyectos surgen los precios, y en consecuencia, el dinero. Ello indica que el economista depende del que propone objetivos: el empresario. Con esto se corrige no sólo las ideologías del capitalismo y el socialismo que son deshumanizantes, sino también las diversas propuestas sociológicas modernas que prescinden de la vinculación de la acción humana y de las instituciones con la ética y la antropología.

Según lo indicado, los puntos capitales que debe tener in mente el empresario son los siguientes: 1º) Las personas. 2º) El equipo directivo o colaboradores. 3º) Los sucesores. 4º) La formación humana y profesional de las personas. 5º) Sus virtudes éticas. 6º) Los objetivos de la empresa; 7º) La acción de gobierno; 8º) El dinero como trabajo en potencia. 9º) El servicio al bien común.