LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

6. Filosofía del absoluto

Schelling parte del yo absoluto fichteano. Pero añade a él las manifestaciones objetivas de dicho espíritu. Por eso suele decirse que si el absoluto de Fichte es subjetivo, el de Schelling es, a la par, subjetivo y objetivo. Por su parte, el de Hegel será, como el de Schelling, el de la identidad entre sujeto y objeto, pero a esté añadirá que se manifiesta en la historia siguiendo el proceso dialéctico hasta su manifestación completa.

Si –frente a la filosofía de lo finito de Kant– el primer principio de la filosofía de Fichte era el ‘yo infinito’ con su actividad infinita volitivo-productiva, el primer principio de la filosofía de Schelling es a la vez (y por influjo del Deus sive Substantia sive Natura de Spinoza) sujeto y objeto, pensamiento y naturaleza. Si para Fichte el yo absoluto era sujeto, para Schelling es sujeto y objeto, porque no cabe uno sin el otro. Por tanto, el yo absoluto es como la Sustancia de Spinoza, la cual es ‘causa sui’: ‘el yo, en cuanto construye la materia, propiamente se construye a sí mismo’. Si el sujeto para Fichte era infinito, para Schelling también lo es el objeto. Por ‘objeto’ aquí hay que entender ‘mundo’, ‘naturaleza’, ‘realidad’. Lo que defiende Schelling es la identidad entre sujeto y objeto infinitos. ¿Dónde se da esa identidad? Según él, en la conciencia de sí, pues por ella lo pensado es idéntico al pensar, el objeto al sujeto, porque el sujeto se conoce a sí al conocer un objeto. Y si naturaleza y sujeto se identifican, hay que admitir que la naturaleza es autoproducción inconsciente y volitiva del espíritu. En suma, el Dios de Schelling no es menos panteísta que el de Fichte, pero en este caso por herencia de G. Bruno.