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INTRODUCCIÓN
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- Introducción
- 1. Vida y obras
- 2. El hallazgo de un nuevo método filosófico
- 3. Teoría de la cultura, del trabajo, del lenguaje y de la economía
- 4. Sus teoría sociológica y psicológica
- 5. Su teoría del conocimiento y de la voluntad
- 6. La fundamentación de la ética
- 7. La axiomatización de la metafísica
- 8. Los axiomas de la antropología trascendental
- 9. De la antropología personal a la teología sobrenatural
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FILOSOFÍA GRIEGA
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- introducción
- 1. Aristóbulo de Alejandría (fl. 150 a. C.)
- 2. Cicerón (106 a. C. – 43 a. C.)
- 3. Marco Terencio Varrón (116 a. C. - 17 a. C.)
- 4. Filón de Alejandría (13 - 45 d. C.)
- 5. Séneca (4 – 65 d. C.)
- 6. Cayo Musonio Rufo (30 – 102 d. C.)
- 7. Epícteto (50 – 125 d. C.)
- 8. Marco Aurelio (121 – 180 d. C)
- 9. Balance
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- introducción
- 1. Encuadramiento
- 2. Plutarco de Atenas (350-435) y Marciano Capella (410-470)
- 3. Proclo (410-485)
- 4. Siriano de Alejandría (437- ?) y Damascio (458-529)
- 5. Boecio (480-525)
- 5. Boecio (480-525) Copy
- 6. Juan Filopón (490-530), Simplicio (527-565) y Olimpodoro (495/505-565)
- 7. Casiodoro (490-583)
- 8. Síntesis de la filosofía romana
- 9. Balance
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FILOSOFÍA MEDIEVAL
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- introducción
- 1. La noción cristiana de ‘persona’
- 2. Religión y revelación
- 3. Creación, cosmos y nada
- 4. Tiempo, historia y providencia
- 5. Pecado, dolor y muerte
- 6. La voluntad y el amor. El conocer personal y la fe sobrenatural. La libertad y la esperanza
- 7. Familia, educación, sociedad, trabajo y técnica
- 8. El saber teológico y la escatología
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- introducción
- 1. Al-kindi y Al-farabí
- 2. Avicena (980-1037)
- 3. Algazel, Avempace e Ibn Tufayl
- 4. Averroes (1126-1198)
- 5. Isaac Israeli, Ibn Gabirol y Maimónides
- 6. La Escuela de Traductores de Toledo y Domingo Gundisalvo
- 7. Siger de Brabante (1235-1284) y el averroísmo latino
- 8. El averroísmo que no cesa
- 9. Balance
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- introducción
- 1. Las universidades
- 2. Guillermo de Auxerre, Felipe el Canciller y Alejandro de Hales
- 3. Roberto Grosseteste, Guillermo de Auvernia y Juan de la Rochela
- 4. Roger Bacon, Pedro Hispano y Ramón Llull
- 5. Juan Peckham, Mateo de Acquasparta, y Enrique de Gante
- 6. Egidio Romano, Pedro Juan Olivi y Ricardo de Mediavilla
- 7. Roger Marson, Gonzalo de España y Godofredo de Fontaines
- 8. Dietrich de Freiberg (1250-1310/20)
- 9. Balance
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- introducción
- 1. Del eclecticismo (siglo XIII) a la Baja Edad Media (siglo XIV)
- 2. Pedro Aureolo, Durando y Capreolo
- 3. Meister Eckhart (1260-1327)
- 4. El averroísmo de Juan de Jandún y el nominalismo de Juan de Buridan
- 5. Guillermo de Ockham (1285-1347)
- 6. La impronta ockhamista en las corrientes racionalistas modernas
- 7. La impronta ockhamista en las corrientes voluntaristas modernas
- 8. La impronta ockhamista en las corrientes filosófico-lingüísticas modernas
- 9. Balance
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- introducción
- 1. El Humanismo (siglos XIV–XVI)
- 2. El Renacimiento (siglos XV–XVI)
- 3. La Reforma protestante
- 4. La filosofía política de los siglos XV–XVII
- 5. La Escolástica Renacentista Tomista (siglos XVI-XVII)
- 6. La Escolastica Renacentista Nominalista y Franciscana
- 7. La Escolástica Renacentista Agustiniana
- 8. La Escolástica Renacentista Jesuita
- 9. Balance
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FILOSOFÍA MODERNA
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- Introducción
- 1. Spinoza: vida y obras
- 2. Mundo: sustancia única e infinita y causalidad
- 3. Hombre: antropología, teoría del conocimiento, ética y política
- 4. Dios: teísmo, panteísmo, esencia y existencia divina
- 5. Leibniz: vida y obras
- 6. El mundo: mónadas, optimismo y armonía preestablecida
- 7. Hombre
- 8. Dios: esencia y existencia
- 9. Balance
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- Introducción
- 1. Vida y obras
- 2. Teoría del conocimiento o Crítica de la razón pura
- 3. Ética o Crítica de la razón práctica
- 4. Estética o Crítica del juicio
- 5. Política o La paz perpetua
- 6. Felicidad o Metafísica de las costumbres
- 7. Antropología o Antropología desde el punto de vista pragmático
- 8. Teología o La religión dentro de los límites de la razón y Sobre el fracaso de todos los ensayos en teodicea
- 9. Revisión crítica
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- Introducción
- 1. Fichte. Vida y obra
- 2. La doctrina de la ciencia
- 3. La doctrina moral y la doctrina del derecho
- 4. Dios, la religión y la última fase autocrítica
- 6. Filosofía del absoluto
- 7. Filosofía de la naturaleza
- 8. El idealismo trascendental, ética, derecho, historia, estética y fase autocrítica
- 9. Balance
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- Introducción
- 1. Vida, obra e influjos
- 2. Las tres fases del sistema y la contemplación
- 3. División de la filosofía
- 4. Historia de la filosofía o Filosofía de la historia
- 5. Evolución y culminación
- 6. El problema del posthegelianismo en el siglo XIX
- 7. Dicho problema en el siglo XX
- 8. Las secuelas en el siglo XXI
- 9. Balance
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FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
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- Introducción
- 1. El romanticismo de F. Jacobi y F. Hölderlin
- 2. La hermenéutica de F. Schleiermacher
- 3. El padre del existencialismo: S. Kierkegaard
- 4. Tesis kierkegaardianas a tener en cuenta
- 5. Tesis kierkegaardianas revisables
- 6. El platonismo de A. Rosmini
- 7. El aristotelismo de F.A. Trendelenburg, B. Bolzano y F. Brentano
- 8. La apologética de J. Balmes
- 9. Balance
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- Introducción
- 1. El positivismo de Comte
- 2. El utilitarismo de J. Bentham y J. Stuart Mill
- 3. El pragmatismo de J. S. Peirce, W. James y J. Dewey
- 4. El materialismo de L. Feuerbach y K. Marx
- 5. El neomarxismo. Escuela de Fráncfort –Horkheimer, Adorno, Marcuse, Habermas–, Bloch, Fromm y Althusser
- 6. El tradicionalismo de L. De Bonald
- 7. El neokantismo de H. Cohen, P. Natorp y E. Cassirer
- 8. El neoidealismo de G. Gentile y B. Croce
- 9. Balance
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- Introducción
- 1. El voluntarismo de A. Schopenhauer
- 2. El mundo como representación y voluntad
- 3. El voluntarismo de F. Nietzsche
- 4. Vida, voluntad de poder, superhombre y eterno retorno
- 5. Las nociones de luz, eternidad y totalidad
- 6. El historicismo de W. Dilthey
- 7. El psicoanálisis de E. Freud
- 8. El vitalismo de H. Bergson
- 9. Revisión crítica
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- Introducción
- 1. La fenomenología pura de E. Husserl
- 2. Los tres periodos de M. Scheler
- 3. La fenomenología intuitiva del 2º Scheler
- 4. La fenomenología realista de E. Stein
- 5. La fenomenología de la afectividad de D. von Hildebrand
- 7. La hermenéutica de H. G. Gadamer
- 8. La hermenéutica de P. Ricoeur
- 9) Balance
- 9) Balance Copy
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- Introducción
- 1. El existencialismo de K. Jaspers
- 2. Análisis y pregunta como métodos existenciales en M. Heidegger
- 3. De la aporeticidad al nihilismo pasando por el voluntarismo
- 4. La apelación al sentimiento de la angustia
- 5. El existencialismo de la náusea: J. P. Sartre
- 6. Del existencialismo sensible al del absurdo: M. Merleau-Ponty y A. Camus
- 7. La condición existencial humana según H. Arendt
- 8. El ‘existencialismo’ de G. Marcel
- 9. Balance
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- Introducción
- 1. ¿Espiritualismo o voluntarismo de M. Blondel?
- 2. El neotomismo integral de J. Maritain
- 3. La neoescolástica de E. Gilson
- 4. El neotomismo noético de C. Fabro
- 5. El neotomismo de las virtudes fundamentales de J. Pieper
- 6. El humanismo de J. Ortega y Gasset y J. Marías
- 7. De la substantividad de X. Zubiri al monismo de P. Laín Entralgo
- 8. De la fenomenología al tomismo: A. Millán-Puelles
- 9. Balance
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- Introducción
- 1. El origen de la filosofía analítica: G. Frege
- 2. La filosofía analítica de G. E. Moore y B. Russell
- 3. El Ier L. Wittgenstein
- 4. El IIº L. Wittgenstein
- 5. El Círculo de Viena: R. Carnap. El Neopositivismo lógico: Ch. Morris
- 6. Las Escuelas de Cambridge: J. Wisdom; Oxford: G. Ryle y J. L. Austin; y Harvard: W. van O. Quine
- 7. La filosofía de la ciencia: K. Popper y el falsacionismo
- 8. La filosofía de la ciencia de M. Polanyi y Th. Kuhn
- 9. Balance
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- Introducción
- 2. El personalismo de M. Nédoncelle
- 3. El personalismo francés de L. Lavelle, E. Mounier y J. Lacroix
- 4. El personalismo alemán de Th. Haecker y F. Rosenzweig
- 5. El personalismo de K. Wojtyla
- 6. La persona según los teólogos R. Guardini, J. Mouroux y J. Ratzinger
- 7. La defensa ética del hombre: R. Spaemann
- 8. La logoterapia de V. Frankl
- 9. Balance
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- Introducción
- 1. La teoría social de E. Durkheim
- 2. La teoría social de M. Weber
- 3. La teoría social de V. Pareto y G. Simmel
- 4. La teoría social de T. Parsons y N. Luhmann
- 5. El estructuralismo: C. Lévi-Strauss, M. Foucault y J. Lacan
- 6. La postmodernidad: J. Braudillard, G. Deleuze y F. Guattari
- 7. El deconstruccionismo: F. Lyotard y J. Derrida
- 8. El pensamiento débil: R. Rorty y G. Vattimo
- 9. Balance
8. Consecuencias: las negaciones
Son las siguientes: negación de la física, de la metafísica, del racionalismo y mecanicismo, de la verdad del conocer, de la antropología, ética y de la teología natural. Atendámoslas brevemente:
8.1. Negación de la física, o filosofía de la naturaleza clásicamente considerada, con 4 críticas: a) Crítica al principio de causalidad. La experiencia solamente nos atestigua la contigüidad espacio-temporal y la sucesión temporal entre dos hechos, pero jamás la conexión necesaria que se considera absolutamente imprescindible para poder afirmar la causalidad. Que un hecho venga unido y suceda a otro no prueba que proceda siempre y necesariamente de él. Hume diría que vemos una contigüidad y una sucesión, pero no una conexión necesaria. Si tenemos una tendencia a pensar que tal relación es necesaria es por la fuerza de la costumbre. Por tanto, el principio de causalidad tiene un valor meramente psicológico, no ontológico. No es más que una asociación de impresiones sucesivas. En consecuencia, no podemos ir más allá de la experiencia. b) Crítica al principio de uniformidad de la naturaleza. Tras la crítica al principio de causalidad, también hay que rechazar los presupuestos sobre los que se fundamenta: el principio de uniformidad de la naturaleza, pues justificar la causalidad implica mantener que los hechos se rigen por determinadas leyes, y que el futuro se conformará al pasado, ya que las mismas leyes que rigen el futuro son las que rigen el pasado. ‘Aunque el curso de la naturaleza, hasta ahora, haya sido muy regular, por sí solo, sin aportar algún nuevo argumento o inferencia, no se puede demostrar que en el futuro lo seguirá siendo’. c) Crítica a la inducción ‘a priori’. La crítica al principio de uniformidad lleva a una crítica a la inducción, pues si la experiencia empírica presenta un conjunto de existencias distintas y discontinuas, no podemos remontarnos desde las simples impresiones sensibles a los conceptos. d) Crítica a la idea de sustancia. Es un error decir, piensa Hume, que la realidad extramental es la causa de nuestras impresiones, salvo que lo tomemos como una simple creencia. No conocemos los objetos en sí, la llamada sustancia, pues: 1º) No conocemos más que a través de nuestras impresiones y no tenemos ninguna impresión de sustancia. 2º) Nuestra imaginación tiene un poder ilimitado para componer todo tipo de ideas; es de la imaginación de donde surge la idea de sustancia. 3º) Los objetos externos no son sustancias, sino una colección de percepciones que atribuimos falsamente a algo distinto de nosotros mismos. 4º) No tenemos idea alguna de sustancia externa distinta de las ideas de cualidades particulares. 5º) La sustancia es un puro término sin correlato real alguno, una idea-término que carece de significado, una pseudo-idea.
8.2. Negación del racionalismo y del mecanicismo. Hume no sólo criticó la metafísica aristotélica, sino también la racionalista. Ésta mantenía una confianza absoluta en la razón, respecto al posible conocimiento ‘a priori’ de los efectos mediante un principio de razón suficiente. Él, en cambio, realiza una crítica sistemática de las facultades cognoscitivas señalando sus límites. Hume también se distanció de Newton, quien defendía la perfecta comprensión de un mundo creado por un ser inteligente. Pero Hume no admitió los elementos aprioristas que aún quedaban en su mecánica celeste.
8.3. Negación de la verdad: el escepticismo. Si sólo conocemos nuestras percepciones e ideas, no conocemos la realidad. A pesar de esto, el hombre necesita recurrir a inducciones causales, a condición de reducirlas a simples creencias. Así se sustituye la verdad por la creencia. Y como la creencia o suposición la realiza la imaginación, ésta es el punto de unión entre esos dos mundos: la razón en su uso formal, deductivo, y el mundo de los fenómenos, de los hechos, de la experiencia sensible. Esta interpretación de la realidad, la creencia, se sitúa en el terreno imaginativo, entre el conocimiento sensorial y el propiamente racional. Es la imaginación quien ha permitido que la mente se forme unos hábitos inductivos que no están propiamente justificados por las percepciones tomadas aisladamente. La creencia no se basa en una deducción racional. Para ello tendría que ser posible inferir de la percepción de la causa cuál es su efecto o viceversa. La imaginación habitúa a la mente humana a suponer ideas que no han sido comprobadas experimentalmente confiando en la uniformidad del pasado con respecto al presente. Por tanto, Hume niega que la estructura de la realidad sea racional y, por tanto, la verdad del conocer, pues si no existe un fundamento racional de la ciencia natural, sus conclusiones no pasan de ser una creencia irracional, es decir, un conocimiento carente de verdad, necesidad y universalidad. En consecuencia, el conocer humano es meramente probable. Hume admitía que hay creencias ‘justificadas’ que surgen de la experiencia de conjunciones constantes en el pasado, tomen la forma de una ley física o no; y otras ‘injustificables’ derivadas de la semejanza de nuestras percepciones o de causas patológicas. Son legítimos aquellos principios generales de algún modo son comprobables en la experiencia, tales como: elasticidad, gravedad, cohesión de partes y comunicación del movimiento mediante el impulso. Son ilegítimas las hipótesis metafísicas que intentan averiguar las causas últimas de los cuerpos. Dentro de lo probable hay dos campos: el del mundo externo y el de las acciones humanas. Para ello, admite la creencia en el mundo externo y la creencia en el yo. En cuanto a la creencia en la existencia de Dios, su probabilidad es todavía más limitada. Su justificación de estas creencias no es teórica sino pragmática.
8.4. Negación de la metafísica. Para Hume la metafísica aristotélica carece de rango de ciencia, pues todos sus objetos caen fuera del orden de las relaciones numéricas o cuantitativas (relaciones de ideas) y del ámbito de la experiencia (cuestiones de hecho). Para él es imposible equivocarnos respecto al placer o dolor (pasiones) que cada uno siente. Por ello la moralidad de la propia acción sólo es cuestión de cálculo de lo agradable. Dios, los espíritus y el alma, quedan fuera del campo de la ciencia. Las sustancias no son más que un conjunto de ideas que han perdido contacto con la experiencia sensible, y su origen hemos de encontrarlo en la actividad asociativa de la imaginación.
8.5. Negación de la antropología. Según Hume, de nuestro ‘yo’ no tenemos intuición como de una sustancia simple, sino que solamente percibimos “un conjunto de diferentes percepciones, que se suceden unas a otras con una celeridad inconcebible, y que están en perpetuo flujo y movimiento”. A través de la variabilidad y discontinuidad de las percepciones, imaginamos una causa permanente que las sustente y unifique a través del tiempo. Es lo que llamamos alma, mismidad o ‘yo’, en virtud del poder de asociación de la memoria. Para Hume, la naturaleza humana es una realidad simplemente física. Si el ‘yo’ no puede conocerse como una sustancia idéntica y simple, carece de sentido plantear la cuestión de si es espíritu o materia, o si es mortal o inmortal, pues desconocemos lo que el término sustancia quiere decir. El alma, la mente o la identidad de un yo pensante sólo es una especie de teatro, donde se puede representar la suma de todas las percepciones. Pero no tenemos ninguna garantía de que nuestras percepciones inhieran o se encuentren albergadas en una especie de receptáculo unificante, al que llamamos alma.
8.6. Reducción de la ética y política. Para Hume, la moralidad se basa en la naturaleza humana sólo en la medida que puede ser objeto de un ‘sentimiento’, pues éste es la única percepción que tenemos de nuestro actuar. Ahora bien, los sentimientos físicos son las pasiones, las cuales, según Hume, son ‘impresiones de reflexión’ que se derivan de las ideas y en última instancia de las impresiones de dolor y de placer. Por tanto, si la moral se basa en las pasiones, no es la razón nuestro patrón ético, sino que somos gobernados por nuestras pasiones. En consecuencia, la razón tiene que ser esclava de ellas, pues la razón tiene un papel instrumental o secundario en las decisiones morales. La razón no puede mover a la acción. De modo que los criterios de valoración del carácter moral son lo útil y lo agradable, a lo que Hume añade el respeto mutuo basado en otro sentimiento: la simpatía. De aquí deriva también su visión de la política, cuyo meollo es el utilitarismo, pues afirma que la sociedad es el resultado natural de la simpatía que atrae a los hombres para unirse con vistas a su utilidad. Hume prescinde de las bases de la ética descubiertas por los clásicos: los bienes reales, porque para él son incognoscibles en sí; las normas prudenciales de la razón práctica, porque admite que la razón no alcanza a conocer los bienes reales tal cual son; las virtudes de la voluntad, porque, derivado de lo anterior, la voluntad no se puede adaptar a los bienes.
8.7. Negación de la teología natural. A la idea de Dios no le pertenece una impresión correspondiente. Por tanto, no tenemos propiamente idea alguna sobre Dios. En consecuencia, es una creencia que produce la imaginación, pero que no tiene ningún fundamento real.