LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

8. El idealismo trascendental, ética, derecho, historia, estética y fase autocrítica

8.1. El idealismo trascendental. El idealismo de Schelling está perfilado en su obra más relevante: Sistema del idealismo trascendental. En ella se dice que la ‘filosofía’ es ‘la historia progresiva de la autoconciencia’ del ‘espíritu absoluto’, el cual es ‘el conjunto de los elementos subjetivos’, y se manifiesta a través de la ‘naturaleza’, que es ‘la totalidad de los elementos objetivos de nuestro saber’. El primero es consciente; inconsciente la segunda. Si se pone como primero la naturaleza, se tiene la ‘filosofía de la naturaleza’; si se pone como primero el espíritu, se tiene la ‘filosofía trascendental’. Pero al final la primera se resuelve en espíritu, es decir, lo objetivo se identifica con lo subjetivo. A la par, como de lo subjetivo derivan todas las realidades objetivas, el espíritu se resuelve en naturaleza. Lo que precede indica que, para Schelling, no hay naturaleza al margen del espíritu y al revés. Por tanto, ‘toda filosofía debe llevar a hacer de la naturaleza una inteligencia, y de la inteligencia una naturaleza’.

La ‘filosofía trascendental’ como sistema es ‘la ciencia de todo el conocer’. Tiene por objeto el conocer (no el ser, lo cual sería –como decía Fichte– dogmatismo). Su principio se encuentra ‘en el punto en el que sujeto y objeto son uno’, punto que existe solo en la autoconciencia, mediante la cual el sujeto es para sí objeto. Como se puede advertir, Schelling sigue a Fichte, solo que en vez de ‘no-yo’ habla de ‘objeto’. Para él, el yo también es puro producir, y se pone a sí mismo por medio de objetos reales. Por una parte, es autoconciencia; por otra, autoproducción; la síntesis de ambas consiste en la identidad de una con otra. La autoconciencia es consciente; la producción, inconsciente: la cosa en sí es producto del yo, el cual ignora que la produce a la par que es autoconsciente de sí.

Estamos, pues, ante dos actividades distintas del absoluto, y pese a que el absoluto se resuelve en ellas, para Schelling no rompen su unicidad. ¿Cómo la justifica? Sosteniendo que son diversas fases temporalmente distintas –la primera inconsciente; consciente la segunda; identidad sujeto-objeto la tercera, que es la fase de la filosofía– de una misma realidad.

8.2. Ética, derecho, historia y estética. Estos son temas de la filosofía práctica de Schelling, los cuales son inferiores a los de su filosofía teórica.

8.2.a) La ética y el derecho tienen como objetivo, por una parte, dar razón de la libertad y autonomía del espíritu absoluto en la medida en que se manifiesta en los hombres, y por otra, explicar el orden entre las acciones humanas. i) Ética. Trata de la acción del espíritu, que es descrita como la autodeterminación de la inteligencia, que es querer, libertad, poder, y por esto mismo, exige –según Schelling– la existencia de otros seres inteligentes. ii) Derecho. Debe instaurar la armonía en las acciones humanas externas, orden que se debe canalizar a través del Estado, y por encima de éste, de una ‘federación de Estados’ o ‘Estado de los Estados’ que gobierne mundialmente.

8.2.b) La concepción de la historia de Schelling prolonga su visión del derecho, porque el ideal del Estado de los Estados sólo se puede lograr históricamente. Y si ese ideal sólo se puede lograr en el tiempo a nivel mundial, la historia será universal, es decir, de toda la humanidad, la cual se dirige hacia su progreso indefinido, el cual será necesario, porque cada vez tendrá más orden. Por tanto, la libertad de los hombres irá confluyendo con la necesidad. Se trata, por tanto, de una historia en la que se revela progresivamente el absoluto. Lo que precede equivale a sostener que la libertad es el fundamento de la necesidad, lo cual significa que Schelling no la entiende como personal, es decir, como una dimensión radical del acto de ser personal.

8.2.c) La estética. Schelling entiende la filosofía del arte o la estética como la unificación de las aludidas actividades del absoluto: por una parte, la inconsciente –o de producción de la naturaleza por parte del absoluto–; por otra, la consciente –o de autoconciencia del absoluto de sí–. En lo humano, el genio es que logra plasmar esa unidad en la obra y quien está por encima de ambas actividades: la inconsciente, a la que se puede llamar ‘poesía’ y denota cierta infinitud; y la consciente, a la que se suele llamar ‘arte’, y se realiza con finitud. Se trata de la famosa expresión de ‘síntesis entre naturaleza y libertad’ que, formulada en la filosofía moderna, llega hasta nuestros días.

Schelling sostiene que la belleza es lo infinito expresado en lo finito. Como la filosofía del arte aúna lo finito y lo infinito, es mejor expresión del absoluto que la filosofía, pues hace objetivo y universal lo que el filósofo representa subjetivamente. En consecuencia, como el arte es más abarcante que la filosofía, es su culminación, lo cual significa que manifiesta la misma vida del absoluto. La filosofía expone lo universal; las ciencias, lo particular; el arte, la síntesis de lo universal y lo particular mediante el símbolo.

8.3. Fase autocrítica. Más que un auto-cuestionamiento respecto de lo afirmado, la última fase filosófica de Schelling es un intento de hacer más sistemática aún su filosofía, siguiendo para ello el modelo de Spinoza. Esta actitud denota que el autor no estaba suficientemente convencido de que lo por él sustentado previamente estuviese bien fundamentado. En esta época indica que el único yo absoluto o divino es inicialmente indiferenciado entre sujeto y objeto, entre espíritu y naturaleza, porque es la síntesis de los contrarios. Pero según esto, al final histórico de su manifestación en la naturaleza y en el arte se dará la misma realidad que al principio, el mismo espíritu absoluto, solo que diferenciado por sus manifestaciones a lo largo del tiempo. Pero ¿añade sustancialmente algo el final al principio? Si ‘realmente’ no añade nada, entonces, seguro que se gana algo en ‘conocimiento’ con todo el despliegue del absoluto a lo de la historia. Pero ¿se logra al final el conocimiento completo?

Esta última pregunta no la formuló Schelling. Es más, tendría dificultades para formularla porque admitió –como Fichte– que el absoluto es voluntad. Con todo, Schelling se dio cuenta de que tal hipótesis es incorrecta, y la rectificó diciendo que al inicio el absoluto es voluntad irracional e inconsciente, pero que se va auto-creando como voluntad racional. Como también se dio cuenta de que esta segunda hipótesis es un quid pro quo, porque de donde no hay saber no se puede sacar, añadió que la voluntad irracional no es anterior a la racional, lo cual supone admitir en el absoluto dos principios heterogéneos. Ahora bien, de admitir una única realidad principial, el absoluto, ¿cómo admitir a la par que sea consciente e inconsciente a la vez? Como esto es injustificable, sigue en pie la pregunta anterior, a saber, ¿el absoluto puede lograr al final su conocimiento completo? Hegel se encargará de responder.