LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

4. El neotomismo noético de C. Fabro

El neotomismo del siglo XX también contó con muchos representantes italianos, como por ejemplo A. Gemelli, A. Masnovo, F. Olgiati, C. Giacon, etc., pero tendremos en cuenta a continuación sólo al más relevante: C. Fabro.

4.1. Vida y obra. Nació en Flumignano (Italia) en 1911. Estudió en la Universidad Pontificia de Sto. Tomás de Aquino (Angelicum) de Roma. A sus 45 enseñó en la de Milán y después en la Lateranense, Urbaniana de Roma y la de Perusa. Murió en Roma en 1995 a la edad de 84 años. Leyó a Kant, Hegel, Feuerbach, Marx, Engels, Kierkegaard, Rosmini, Heidegger, Sartre, etc., pero sobre todo a Tomás de Aquino. Entre sus obras se cuentan: La noción metafísica de participación según Sto. Tomás, Participación y causalidad según Sto. Tomás, Fenomenología de la percepción, Percepción y pensamiento, Problema de Dios, Problema del alma, La historiografía del pensamiento cristiano, Breve introducción al tomismo, Introducción al ateísmo moderno, Introducción al existencialismo, Problemas del existencialismo, Del ser al existente, Tomismo y pensamiento moderno, etc. Se ordenó sacerdote católico, defendió el existencialismo de Kierkegaard, y combatió el ateísmo moderno.

4.2. Filosofía. Fabro destacó estos cuatro puntos de la doctrina tomista: a) La participación. Tendió a indicar que el acto de ser no se multiplica, pero sí las esencias; por tanto, las esencias participan del Acto de Ser, que es Dios. Pero esta hipótesis tiene el riesgo de inclinar hacia el panteísmo, es decir, de no distinguir netamente entre el acto de ser creado y el divino. Para evitar este problema Fabro pasó al siguiente punto. b) Acto de ser superior a la esencia. Vio el acto de ser como perfección intensiva. Distinguió el acto de ser de lo creado del acto de ser divino en que el primero es realmente distinto respecto de su esencia, mientras que el divino se identifica con ella. Así evadió el panteísmo. c) Primacía de la voluntad. Consideró –frente al común de los tomistas– que la voluntad es superior a la inteligencia, y vinculó la libertad más la libertad a ella que a la razón. d) El conocer. Destacó la importancia de la cogitativa, de la que dice que carece de formas conocidas y de la que se abstrae la noción de ser.

Al margen de esos cuatro puntos, conviene remarcar también que Fabro –de modo semejante a Gilson–, sostuvo que la distinción capital entre la filosofía medieval y la moderna radica en que la primera es la filosofía de la trascendencia, mientras que la segunda es la de la inmanencia.