LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

2. Mundo: sustancia única e infinita y causalidad

2.1. Sustancia única. Para Spinoza no hay más que una ‘Sustancia’, la cual es eterna, infinita, simple, única, indivisible. Tal sustancia es el universo. Existe una única realidad solo distinta por los ‘atributos’ y ‘modos’, es decir, por manifestaciones suyas. En efecto, “dos sustancias, que tengan atributos diversos, no tienen nada en común entre sí”, porque –como se verá– los ‘atributos’ son la ‘esencia’ de la sustancia. Por tanto, de haber atributos completamente heterogéneos habría sustancias diversas. De ser así, no podría haber dos sustancias infinitas, porque lo propio de una le faltaría a la otra. De modo que sólo existe una sustancia.

2.2. Sustancia infinita. Es el mundo. Spinoza dice que es ‘simple’ porque piensa (como Newton) que el espacio es homogéneo e infinito, y confunde la homogeneidad del espacio con la simplicidad. Y dice que es ‘eterna’ porque tiene una concepción homogénea (también como Newton) del tiempo, y confunde la homogeneidad del tiempo con la eternidad. De lo dicho deriva que piense, como Parménides, que existe una única realidad. Este monismo es similar también al del neoplatonismo plotiniano y asimismo al posterior de Hegel. Spinoza sostiene también que el mundo es ‘indivisible’, porque tiene una concepción inteligible, no real, de la diferencia.

2.3. Causalidad. Si hay una única sustancia, su causalidad no puede versar sino sobre sí misma, pues si versara sobre otra sustancia o sobre efectos, habría que admitir que éstos son distintos de la propia sustancia. Por eso Spinoza habla de ‘causa sui’, o causalidad intrínseca –no de causalidad transitiva sobre lo otro–, que atribuida al mundo significa autoconstitución, o también, que ‘la esencia implica su existencia’, es decir, que el universo existe por su propia naturaleza. A la par, Spinoza no puede admitir más que una causa, pues de admitir más, se daría heterogeneidad entre ellas y, por ende, tampoco podrían ser infinitas porque se limitarían mutuamente.

En conclusión: esa Sustancia que existe por su propia naturaleza y es causa de sí se identifica con Dios. En consecuencia, “fuera de Dios no puede existir ni concebirse ninguna otra sustancia”. Por tanto, solo existe una única sustancia infinita que es divina: “Dios es único, esto es, en la naturaleza de las cosas no se da sino una sustancia, la cual es infinita”. Si Dios es todo y todo es Dios, consecuentemente, las cosas pensantes y las extensas serán ‘atributos’ o ‘modos’ de la única sustancia infinita. Obviamente, este ‘objetivismo absoluto’ conlleva la supresión del ‘sujeto’ humano, pues éste tiene que ser absorbido por aquél. Asimismo también conlleva la negación de la fe sobrenatural –porque ésta no se incluye en el conocer objetivo–, y asimismo la negación del Dios personal –porque la realidad personal no se conoce formando ideas, ya que la idea de persona no es persona alguna–. Pasemos a verlo más detenidamente.