LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

Introducción

En este tema vamos a estudiar una de las corrientes de pensamiento más serias del siglo XX que todavía está vigente en el XXI: la fenomenología. Este movimiento filosófico es dispar, porque naciendo dentro de una clara impronta idealista con Husserl, recibió una traza realista con sus discípulos: Scheler, Stein, Hildebrand, y Hartmann, e incluso un perfil existencialista y problemático con Heidegger. Pero a este último autor y a otros existencialistas los estudiaremos en  el próximo tema. Aquí atenderemos asimismo a otra corriente de pensamiento de la pasada centuria que sigue siendo actual en el XXI: la hermenéutica protagonizada por Gadamer y Ricoeur. La distinción entre ambos movimientos estriba en que el primero prima más a la razón teórica, mientras que el segundo a la razón práctica.

La fenomenología es un movimiento filosófico que oscila entre tres extremos: el objeto pensado, la conciencia pensante y el sujeto. Considera que la conciencia es intencional respecto del objeto y prescinde de la intencionalidad de éste. Este planteamiento dista mucho de ser clásico, pues en la teoría del conocimiento aristotélica lo intencional es exclusivamente el objeto conocido, no el acto de conocerlo. Recuérdese también que su mejor comentador medieval, Tomás de Aquino, sostuvo que los actos intencionales son los propios de la voluntad. Con todo, la fenomenología defiende la autonomía del objeto pensado respecto del hecho psíquico, asunto correcto, y supone un gran avance respecto del empirismo de todos los tiempos. Asimismo, para la fenomenología, la conciencia es más amplia que el objeto pensado; es lo que se llama ‘horizonte’. Por eso la conciencia no se agota en objetivar ningún objeto y puede seguir objetivando, asunto que es asimismo correcto. Considera también que la conciencia tiene su propia temporalidad, asunto real, aunque, obviamente no se trata de un tiempo físico. La concepción fenomenológica de la conciencia tiene una ventaja sobre la versión kantiana: no ‘construye’ el objeto, sino que lo presenta, asunto también certero. La fenomenología admite asimismo que no cabe objeto pensado sin sujeto pensante. Al estilo cartesiano, asigna, pues, lo pensado a un yo. Respecto de la índole de éste admite que si el objeto conocido y la conciencia no son empíricos, menos ha de serlo el sujeto pensante, asunto correcto. Además, la fenomenología advierte que éste yo no se presenta, no se puede objetivar, asunto que es verdad. Pero de aquí surge un agudo problema: ¿cómo conocer al sujeto desde el método fenomenológico?