LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

7. El neokantismo de H. Cohen, P. Natorp y E. Cassirer

El neokantismo es un movimiento filosófico alemán de fines del siglo XIX y principios del XX de renovación del kantismo; supone una vuelta a Kant, por reacción frente al positivismo y acentúa la importancia de la teoría del conocimiento. Dado que a la filosofía kantiana se la llamó ‘criticismo’, al neokantismo se le denomina también ‘neocriticismo’. Los autores que vamos a resumir pertenecen a la llamada Escuela de Marburgo, caracterizada por dedicarse a la noética kantiana, pero no fue la única que se centró en Kant, pues también lo hizo la Escuela de Banden con autores como Windelband o Rickert, más centrada en los temas culturales kantianos. En ambas escuelas se puede apreciar el repudio a la filosofía sistemática de Hegel.

7.1. H. Cohen (1842-1918). a) Vida y obras. De familia judía, nació en Coswig; estudió en las universidades de Breslavia, Berlín y Halle y ejerció su magisterio en Marburgo, donde fundó la escuela que lleva dicho nombre. Se dedicó fundamentalmente al estudio de Kant. Sus obras más relevantes son Teoría kantiana de la experiencia, La lógica del conocimiento puro, Sistema de filosofía y El concepto de religión en una filosofía sistemática.

b) Filosofía. La suya viene a ser una teoría del conocimiento que pretende rectificar la kantiana en algunos puntos. Por ejemplo, niega la distinción entre ‘intuición’ sensible y ‘conceptos’ mentales; afirma que las ‘síntesis’ del pensamiento son producciones (aunque esto ya estaba en Kant). Pero sigue a Kant en otros puntos, pues indica, por ejemplo, que el conocimiento no tiene origen externo, que el juicio, no el concepto, es la forma primordial del pensar (en esto último es manifiesta su oposición a Hegel).

7.2. P. Natorp (1854-1924). a) Vida y obras. Nació en Düsseldorf; estudió en Berlín, Bonn, Estrasburgo y Marburgo. Fue profesor a sus 38 años. Leyó a los pensadores griegos, especialmente a Platón; también a los modernos, Descartes y Herbart (un neokantiano antihegeliano), pero sobre todo a Kant y Cohen. Se dedicó a filosofía y a la pedagogía. Sus obras filosóficas más importantes son: La doctrina platónica de las ideas, Kant y la escuela de Marburgo, Propedéutica filosófica y Lógica.

b) Filosofía. La suya es kantiana (idealismo trascendental) y queda reducida, más que a teoría del conocimiento, a lógica. En ella defiende a Platón y critica a Aristóteles, pero no pone las ideas platónicas en un mundo aparte, sino en la mente. Su filosofía es, como la de Cohen, logicista, es decir, más centrada en los objetos conocidos que en los actos de conocer, pues éstos los reduce a funciones y procesos. Niega, como Cohen, la ‘cosa en sí’ kantiana y, como él, divide la filosofía en lógica, ética y estética. Criticó a Husserl el que la subjetividad es inobjetivable, tesis netamente kantiana. Era consciente de que el sujeto cognoscente existe, pero que cuando se conoce no está como sujeto en lo conocido.

7.3. E. Cassirer (1874-1945). a) Vida y obras. De familia judía, nació en Breslau; estudió Derecho, Literatura y Filosofía en las universidades de Berlín y Marburgo. Se casó a los 28 años. Desarrolló su magisterio en Berlín, Hamburgo, Göteborg, Oxford, Yale y Columbia. Como fue fundamentalmente un historiador de la filosofía, leyó a muchos autores, desde Platón a los recientes, pasando por los del Renacimiento, por Descartes, Leibniz, los de la Ilustración, pero sobre todo se centró en Kant. No obstante, la Edad Media no fue su fuerte. Sus obras más relevantes son: El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas, La filosofía de la Ilustración, Kant, vida y doctrina, La filosofía de las formas simbólicas y Antropología filosófica.

b) Filosofía. De la suya cabe indicar, que respecto del mundo recupera la experiencia como dimensión del conocimiento, tan querida a las ciencias experimentales, como denostada en el kantismo. Respecto del hombre su clave es describirlo como ‘animal simbólico’, porque es artífice del mundo cultural. Respecto de la religión, la consideró un mito. En lo que respecta a los símbolos culturales se puede considerar a Cassirer un continuador de lo que desde Hegel se llama ‘espíritu objetivado’ del que trató, por ejemplo, Dilthey.