LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

4. Averroes (1126-1198)

Es el más importante de los pensadores árabes de todos los tiempos. Escribió muchas obras de comentario a los libros de Aristóteles (como en Avicena, es muy conocido su comentario a la Metafísica), por lo que se le llama ‘el Comentador’. Intentó armonizar la filosofía con la fe musulmana. De entre sus obras cabe mencionar: Sobre la armonía entre Religión y Filosofía, De Substantia Orbis, De Anima, el Tractatus de animae beatitudine y el Libellus de connexione intellectus abstracti cum homine.

a) Mundo. Es creado por Dios desde la eternidad. Con todo, defendió que la materia, que es pura potencia y que considera eterna, no fue creada por Dios. Defendió también el ‘hilemorfismo universal’ salvo en Dios. El cosmos está gobernado por un Alma inteligente. La Tierra está en el centro del cosmos.

b) Hombre. El conocer humano es pasivo respecto del Intelecto agente, que es Dios. Eso supone que el hombre no es responsable de lo que sabe e ignora.

c) Dios. Es acto puro, perfecto, uno y único, simple, causa de las cosas, providente. Con vida, conocimiento y voluntad. Demuestra su existencia a raíz del movimiento de todas las cosas hasta remontarse al Primer Motor, y asimismo, por la unidad de orden del universo físico, que demanda un único ordenador. Dios no es solo es el Intelecto agente sino también el Intelecto posible.

Con Averroes se cierra el periodo de esplendor del pensamiento islámico. Los pensadores musulmanes de Occidente que le sucedieron abandonaron el aristotelismo y fueron neoplatonizantes. Es el caso, por ejemplo, de Ibn Arabí de Murcia (1165-1240), quien interpretó el intelecto agente con los principios genéricos del neoplatonismo musulmán. A partir de este momento, a Dios se le llamará Luz, ya no Intelecto agente, y la clave del conocimiento humano será la iluminación.