LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. El estructuralismo: C. Lévi-Strauss, M. Foucault y J. Lacan

El estructuralismo es un movimiento que ensalza las estructuras sociales, lingüísticas, culturales, etc., en detrimento de la relevancia del ser humano, porque considera que éste está en función de aquéllas. Más aún, supone la muerte del sujeto, que no pasa de ser sino un invento social o cultural. Si lo real es cultural y está conformado por totalidades, solo en las cuales cabe hablar de verdad, como es claro que el hombre ni es cultura ni pertenece a esa totalidad carecerá de verdad, de sentido. Al presentar las diversas corrientes contemporáneas de filosofía se ha indicado que todas ellas, por posthegelianas, son antihegelianas. El estructuralismo no es una excepción, porque el pensar dialéctico está ausente en él, y no sólo por omisión, sino porque lo elimina adrede para poder él constituirse, ya que dialéctica y estructuralismo son modos de pensar antagónicos. En efecto, las estructuras son relaciones matemáticas y las matemáticas ni son dialécticas, ni para Hegel conforman lo real, porque son exclusivamente mentales. Además, son meramente objetivas, en el sentido de objetos pensados –por eso el estructuralismo es un objetivismo–, pero lo que Hegel pretendía es la fusión entre sujeto y objeto. 

5.1. C. Lévi-Strauss. a) Vida y obras. Nació en Bruselas en 1908 en el seno de una familia judía. Estudió primero en diversos colegios y más tarde derecho y filosofía en La Sorbona. Se doctoró en filosofía a los 23 años. Vivió en el Mato Grosso de Brasil cinco años. Participó en la IIª Guerra Mundial. Tras ella se trasladó a Nueva York. Regresó a París a los 39 años donde siguió hasta su muerte en 2009. Leyó a M. Mauss, Malinowski, Lévi-Bruhl, F. de Saussure, etc. Entre sus obras cabe reseñar: Antropología estructural, Las estructuras elementales del parentesco, Tristes tópicos, El pensamiento salvaje, Mito y significado, y Mitologías (4 vols.). Lévi-Strauss se consideró ateo. A él, entre otros (como L.H. Morgan), se debe el desarrollo de la llamada ‘antropología cultural’, que en muchos casos pretende suplantar a la filosófica. Pero nótese que la antropología cultural versa sobre lo que produce el hombre; por tanto, no puede estudiar en directo al hombre, porque éste no es un producto de sus manos. Esta antropología está vinculada a la teoría del lenguaje (de F. de Saussure). 

b) Sociología. Se centró en lo social y consideró que, al igual que en el lenguaje, hay ‘estructuras sociales’, sistemas, que son necesarias e inconscientes (como en el juego del ajedrez, en el que cada pieza –sujeto humano– cumple inexorablemente sus reglas de juego). Esta interpretación de lo social inconsciente como lo básico hace de la sociedad el sujeto a fuerza de eliminar que cada uno de sus componentes sea sujeto. Pero si no hay persona humana, no hay ni libertad ni responsabilidad, y entonces, tampoco cabe sentido personal y carece de sentido preguntarse por el origen y destino humano. Con la tesis precedente se derrumba toda la antropología filosófica. Asimismo, carece de sentido preguntarse si el sujeto crece o decrece, mejora o empeora, con lo que se desmorona toda la ética.

5.2. M. Foucault. a) Vida y obras. Nació en 1926 en Poitiers (Francia). Estudió primero en el colegio de Saint-Stanislaus y después en L´Ecole Normale Supérieure, siendo alumno de Althusser. Se licenció en psicología y en filosofía. Impartió psicología en la Universidad de Lille Nord de Francia. Emigró a la Universidad de Upsala (Suecia) donde presentó su tesis doctoral que fue rechazada. Luego marchó a las universidades de Varsovia y Hamburgo, pero volvió a Francia para terminar su doctorado a los 35 años. Enseñó en la Universidad de Clermont-Ferrand. Marchó a Túnez a los 39 años. Volvió a Francia a los 42 y enseñó en la Universidad de París VIII en Vicennes. En la década de los 70 enseñó en las universidad de Búfalo y California (USA). Visitó Irán en su revolución y defendió el nuevo régimen. Leyó a Platón, Descartes, Kant, Nietzsche, Marx, Freud, Bataille, Lacan, Lévi-Strauss, R. Barthes, etc. Murió de sida en París en 1984. Entre sus obras están: Historia de la locura en la época clásica, El nacimiento de la clínica, Las palabras y las cosas, La arqueología del saber, Vigilar y castigar, La historia de la sexualidad (3 vols.), La hermenéutica del sujeto, etc. Se declaró homosexual (su pareja, durante 20 años, fue el filósofo D. Defert); estuvo al margen de la religión; aunque solo fue miembro del Partido Comunista Francés durante tres años, fomentó el marxismo-lelinismo entre sus alumnos durante muchos años, participando él mismo en las revueltas estudiantiles.

b) Filosofía. Llevó el estructuralismo a la historia sosteniendo que lo que es normal y anormal, justo e injusto, penal o no penal, etc., en unas épocas no lo es en otras. Toda cultura depende de ‘estructuras epistémicas’ las cuales son inconscientes. Por tanto, la historia es discontinua y carece de sentido. Una estructura epistémica está conformada por ‘todas las relaciones que han existido en determinada época entre los diversos campos de la ciencia’, es decir, entre determinados discursos. Llamó ‘arqueología del saber’ a la ciencia que estudia esos discursos, la cual indica que en la historia no hay progreso. De modo que hay que limitarse a describir los cambios en la historia sin buscar el sentido. Distinguió en la cultura occidental tres estructuras epistémicas: a) la que llega hasta el Renacimiento, en la que las palabras tenían la misma realidad que lo que significaban; b) la que caracterizó a los siglos XVII y XVIII, en la que las palabras no estaban ya unidas a las cosas; c) la de los siglos XIX y XX, en que las palabras buscan realidades ocultas.

Foucault sostuvo que el yo es un invento kantiano (‘antes del siglo XVIII el hombre no existía’). Sustituyó el ‘yo’ por el impersonal ‘se’ (en francés ‘on’). “Esta reducción del hombre a estructuras que le rodean me parece un elemento característico del pensamiento contemporáneo… Hoy podemos pensar únicamente en el vacío que ha dejado la desaparición del hombre… El hombre es una invención que la arqueología de nuestro pensamiento no tiene dificultad en asignar a una época reciente. Y quizás, tampoco, en declarar que su fin está cercano… En nuestros días, más que la ausencia o la muerte de Dios, se proclama el fin del hombre… El hombre se halla apunto de desaparecer”. Si a eso añadió que la historia y las formas culturales carecen de sentido, no se puede decir que unas sean mejores que otras. Por tanto, si el existencialismo terminaba en el absurdo, la propuesta de Foucault parece seguir su desenlace. En su filosofía hay tanto influjo voluntarista, hermenéutico e historicista de Nietzsche como repudio a la verdad absoluta hegeliana.

5.3. J. Lacan. a) Vida y obras. Nació en París en 1901. Tras los estudios básicos y secundarios estudió medicina y se especializó en psiquiatría. Participó como médico militar en la IIª Guerra Mundial. Se dedicó a seguir el psicoanálisis freudiano. Fundó la revista Scilicet y creó la École Freudienne de París. A sus 73 años fue Director del Dto. de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII. Leyó, entre otros, a Hegel, Heidegger, Husserl, Jaspers, Freud, Sartre, Lévi-Strauss, etc. Murió en 1981. Sus obras se reúnen en sus Escritos de 1966. Se declaró ateo.

b) Filosofía. Para Lacan –como para Freud– el inconsciente es el lugar privilegiado de sentido, y analizarlo es la tarea del psiquiatra. Lo que él aportó al psicoanálisis es el intento de compatibilizarlo con el estructuralismo, de lo que resultó su tesis de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, que la materialidad del pensar se debe a la materialidad del lenguaje. En su seminario sobre ‘Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis’ indicó que éstos son: el inconsciente, la repetición, la transferencia y la pulsión. El sujeto, dijo, está conformado por tres registros, lo real, lo imaginario y lo simbólico, que se hallan imbricados formando lo que llamó ‘el nudo borromeo’. ‘Lo real’ no se puede expresar por el lenguaje. ‘Lo imaginario’ es de orden espacial. ‘Lo simbólico’ es de orden comunitario, que gobierna el comportamiento y encuadra al sujeto en la cultura. El sujeto, por tanto, es construido por el lenguaje y se desarrolla en la medida en que se inserta en el orden simbólico. Para Lacan el yo se constituye por un otro en el ‘estadio del espejo’, es decir, viéndose reflejado en un semejante. Para él, como para el estructuralismo, ‘el hombre está muerto’, en el sentido que carece de sentido, pues la suya es una defensa racional de que lo distintivo del hombre es irracional.