LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

3. El voluntarismo de F. Nietzsche

La filosofía nietzscheana es antihegeliana. Nietzsche afirmó que el proceso real es dialéctico, pero no lógico sino voluntarista, y que en él no cabe síntesis, porque el segundo momento es reafirmación del primero. Este antihegelianismo también se comprueba porque lo que más influyó a Nietzsche fue la lectura de Schopenhauer. Así, para Nietzsche, el universo es ‘voluntad de poder y nada más’. Cuando aparece el ‘superhombre’, éste es el que se da cuenta de que el universo es así y acepta y afirma tal voluntad de poder. Y como eso es lo único que existe, tras el proceso del ‘eterno retorno’ se vuelve a lo mismo que había antes, a ‘la voluntad de poder y nada más’. No hay, por tanto, síntesis, porque no hay antítesis, sino una única realidad que parece proceder a modo de lucha, de contradicciones, pero que lo lleva a cabo para aumentar su propio poder.

3.1. Vida y obras. De familia de pastores protestantes nació en Röcken en 1844. Su padre murió cuando él era pequeño. Se trasladó con su madre y hermana a Naumburg donde cursó estudios primarios. A los 14 años fue a estudiar a Pforta. A los 20 ingresó en la Universidad de Bonn matriculándose en teología y filología, pero abandonó enseguida la primera dedicándose a la segunda. A los 21 años fue a estudiar filología a la Universidad de Leipzig. A los 25 fue profesor de filología en la Universidad de Basilea donde subordinó la filología a sus estudios filosóficos. Allí entabló amistad con Wagner, con quien rompió a sus 43 años debido a la conversión del músico al cristianismo. A sus 35 años dejó de trabajar en la universidad por causa de su enfermedad. A partir de esa fecha viajó, con una escasa pensión, por Suiza, Italia, Francia y Alemania. A los 38 años se enamoró de Low Andreas-Salomé, pero ésta le rechazó. Perdió la conciencia a los 45 años, fue internado primero en una clínica psiquiátrica de Basilea y luego cuidado por su madre en Jena, Naumburg y Weimar, donde murió en 1900 a los 56. Leyó al menos a Descartes, Voltaire, Bayle, Pascal, Schopenhauer, Lange, Czolbe y Kant. Obras relevantes suyas son: El origen de la tragedia, Consideraciones intempestivas, Humano, demasiado humano, Aurora, La gaya ciencia, Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, El ocaso de los ídolos, El Anticristo, Ecce Homo y La voluntad de poder. Nietzsche abandonó completamente la fe a los 20 años. Su obra no se comprende sino como crítica de malhumor insultante contra el cristianismo.

3.2. Actitud vital y filosofía. La filosofía de Nietzsche es inse­parable de su biografía, como lo fue la de Kierkegaard, Marx o Freud, pues responde a una actitud vital. Esto indica que las sentencias y aforismos nietzscheanos no se pueden desvincular de su ser de hombre enfermo y la bús­queda de la salud. El supuesto antropológico nietzscheano es que el hombre es un ser enfermo. Para en­contrar la salud corporal y mental Nietzsche aboga por prescindir de influen­cias físicas e intelectuales (alimenticias e ideológicas). Pero la consecuencia directa de esta actitud fue su aislamiento. Por eso, el rechazo nietzscheano del pensamiento precedente se puede caracterizar como huida, y ahí se encuadra la ‘pars destruens’ de la filosofía nietzscheana. A Nietzsche le inte­resó vivir y pensar por cuenta propia, y ahí cabe enmarcar su ‘pars cons­truens’. Una de sus claves filosóficas es el voluntarismo, que no es una isla en la modernidad, pues ya se ha dicho que también es propio de las filosofías de Descartes, Kant y Fichte, y por supuesto, la de Schopenhauer. También la dialéctica de Hegel es voluntarista.