LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

8. Malebranche: el ocasionalismo

Este pensador no es tal sin Descartes; y ambos, sin Ockham. Es un apologeta cristiano que intentó defender la compatibilidad entre fe y razón en una época de oposición entre ambas, pero engulló la razón bajo la fe. Sus obras más célebres son De la recherche de la verité y Méditations chrétiennes et métaphysiques.

En el fondo, la filosofía de este autor se puede reducir a esta tesis: ‘Dios es la única causa’ (tesis en cierto modo similar a la de Ockham), lo cual lleva a anular las causas de la realidad física (no hay sustancias) y a sostener que el conocer humano no tiene cierta suficiencia. Consecuentemente, la realidad física no puede ser causa de las ideas; por tanto, lo pensado por nosotros tiene que venir de Dios, y viene con ‘ocasión’ (de ahí el nombre de ‘ocasionalismo’) de nuestra cercanía a las diversas cosas sensibles. A esto añade que las ideas no las formamos nosotros en nuestra mente, sino que están (de modo similar a Platón) en un mundo inteligible.

Como se ve, en Malebranche hay una visión depauperada de la creación, tanto de la realidad extramental como la personal humana. Por intentar salvar la trascendencia divina adoptó una concepción negativa de lo creado. Es una especie de misticismo o fideísmo al margen de la profundización cognoscitiva humana. En esto se ve su parecido con la opinión de Ockham, pues para defender la omnipotencia absoluta divina quitó todo valor permanente a la criatura. En cuanto a las ideas, su hipótesis tiene cierta similitud con la fenomenología de Husserl, quien no admitió que la realidad física sea causa de ellas en modo alguno.