LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

3. La fenomenología intuitiva del 2º Scheler

3.1) Diferencia entre filosofía–ciencias–ética. A distinción del enfoque de las ciencias, que siempre es parcial, el de la filosofía es –según Scheler– el de la ‘totalidad concreta’. Él buscaba la síntesis, una cosmovisión unitaria. Esto, según él, es lo que distingue al filósofo del científico. En esto se nota el influjo de su maestro Eucken, de neta impronta hegeliana.

En ética pesa en Scheler la influencia Kant, pues de entre las habidas es –según él– la que mejor combate el relativismo ético. Como Kant, Scheler rechaza toda ética de bienes y fines, pues declara que perseguir bienes sería ‘fariseísmo’. Pero a diferencia de él, que buscaba una ética de validez ‘a priori’, Scheler la intenta basar en la ‘intuición esencial de los valores’. Asimismo, a distinción del pensador de Königsberg, postula una ética material, no formal, es decir, con contenidos concretos. Sostiene que la ‘intuición esencial de los valores’ se conoce por los sentimientos, pues considera que éstos son intencionales respecto de aquéllos (influjo de Brentano y Husserl).

3.2. Los sentimientos. El gran aporte de Scheler reside en sostener que los sentimientos ocupan todos los estratos del ser humano. Los sentimientos más estudiados por Scheler son la simpatía, el amor y el sentimiento de pudor o vergüenza. Distingue cuatro niveles de sentimientos.

a) Los sensibles u orgánicos –sensaciones afectivas– a los que llama propiamente ‘sentimientos’. Indica que no son intencionales y que se localizan de modo concreto en el cuerpo. Por ejemplo: placer–dolor, agradable–desagradable, pasiones–reacciones.

b) Los sentimientos corporales (como estados) y los sentimientos vitales (como funciones), ambos representados por sentimientos de salud y de cansancio, que –a diferencia de los precedentes– no tienen una localización concreta en el cuerpo. Son intencionales respecto de valores de la vida en su ascenso y descenso, salud–enfermedad, peligro, porvenir. Por ejemplo: la angustia, el miedo, el asco, el apetito, la aversión, la simpatía y repugnancia vitales, la vergüenza, el resentimiento, arrepentimiento, la humildad.

c) Los sentimientos anímicos o puros, no vinculados al cuerpo, sino al yo psíquico; son intencionales respecto de los valores éticos (justo-injusto), estéticos (bello y feo) y del conocimiento (verdadero y falso). Por ejemplo: alegría-tristeza.

d) Los sentimientos espirituales o de la personalidad que se refieren a los valores de lo sagrado y profano. Por ejemplo: beatitud–desesperación.

3.4. Los valores. Son el correlato objetivo de los sentimientos. Según Scheler, existen en toda la realidad, pero no coinciden con lo real (en esto se nota la influencia de Lotze). Se captan de modo evidente –añade– por intuición esencial. En suma, entiende por valores esencias alógicas. Los valores constituyen la pieza filosófica más célebre de este autor, pero también la más difícil de entender y, asimismo, la más discutida. Scheler indica que los valores no dependen de las cosas o bienes reales. Los valores no son reales, sino ideales (como los entes matemáticos y lógicos). Añade que el valor es superior al ser (neto influjo del idealismo husserliano), que es una esencia ideal, a priori de la experiencia contingente, pero con contenido concreto diferenciado en cada caso, a lo cual llama ‘material’ (en oposición a la ética ‘formal’ kantiana). Los valores son ‘objetivos’, es decir, con contenido independiente del acto afectivo que los capta. Los grados de valores –que se corresponden con los niveles de sentimientos– son, según Scheler, cuatro:

a) Sensibles (agradable – desagradable).

b) Vitales (noble – vulgar). Influencia de Nietzsche.

c) Espirituales, (influencia del espíritu objetivo de Dilthey), que se dividen en 3 subgrupos: i) estéticos (bello – feo); ii) jurídicos (justo – injusto); iii) lógicos (verdadero – falso); iv) Religiosos (sagrado – profano).

3.5. Antropología. Ocupa el núcleo de la filosofía de Scheler. Por ella entiende una ciencia fundamental de la esencia y la estructura esencial del hombre. Piensa que éste es un ente tan amplio, variopinto y polifacético que todas las definiciones resultan un poco precarias. La antropología de Scheler tiene dos claves de fondo, una propia de su periodo cristiano, y otra de su periodo acristiano. La primera es la ‘dualidad’; la segunda, en cambio, es el ‘dualismo’. En los escritos del 2º Scheler se distinguen tres capas en lo humano: persona, yo y cuerpo, en las que se nota la subordinación de las inferiores a las superiores; la vinculación, por tanto. Por el contrario, en los del 3er Scheler se indica que si bien el espíritu humano (subordinado al absoluto de cuño hegeliano) es irreductible a la vida biológica, con todo, ésta es activa, mientras que aquél es impotente. Lo que prevalece en el 3er Scheler sobre el planteamiento hegeliano es la impronta nietzscheana.

De la antropología del 2º Scheler cabe destacar estas 9 tesis: 1ª) En el hombre existe una ‘distinción real’ jerárquica entre persona y yo. 2ª) La persona es espíritu. 3ª) El yo no es persona. 4ª) La libertad es un rasgo distintivo de la persona. 5ª) El conocer es un rasgo distintivo de la persona. 6ª) El amor es el rasgo distintivo superior de la persona. 7ª) Los sentimientos superiores son del espíritu. 8ª) El conocimiento de la persona es inobjetivo. 9ª) La persona humana no se comprende sino en referencia a Dios.

La antropología del 3er Scheler la resume él mismo en estos dos puntos: 1º) Trascendencia, que significa intencionalidad, apertura cognoscitiva formando esencias a la totalidad del mundo, a la vez que independencia de él. 2º) Actualidad, que indica que la persona se realiza en sus actos.

2.6. Dios. Este tema es una preocupación constante en toda la producción de Scheler, pero al menos desde 1912 hasta 1922 su visión es teísta (Dios es la Persona de las personas), y desde esa fecha es de tendencia panteísta (el fin de la historia es el dios de Hegel, la síntesis, el resultado, que el cristianismo pone en el origen).