LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

7. Rousseau: vida y obra

Nació en Ginebra en 1712. Su madre murió al darle a luz y su padre se marchó de casa. Fue educado por su tío. A los 16 años abandonó el hogar y, tras ser recogido brevemente en un hospicio, vivió errabundo durante varios años. A partir de sus 20 vivió regaladamente en la casa de campo de una baronesa, donde realizó variadas lecturas, entre ellas, de filosofía. A los 26 marchó a Lyon como preceptor, y 4 años después a París, primero como secretario de un embajador y luego como maestro de música. Allí convivió con una sirvienta de la que tuvo 5 hijos.

Posteriormente conoció a Diderot, el cual le encargó los artículos de música de la Enciclopedia. A sus 37 años hojeando un periódico, leyó el anuncio de un concurso al que se presentaría y le haría saltar a la fama, el de la Academia de Dijon, cuyo título era ‘Si el restablecimiento de las ciencias y las artes ha contribuido a depurar las costumbres’. Es conocido que en el ensayo que presentó y ganó el premio defendió que el hombre en estado natural es bueno y la sociedad lo vuelve malo. Esa será la clave de su posterior filosofía, y eso encontramos en sus obras Discurso sobre el origen de la desigualdad, la Nueva Eloisa y el Emilio.

A sus 42 años viajó a Ginebra, pero enseguida volvió París, donde estuvo 7 años. Allí publicó artículos para la Enciclopedia, además de la Nueva Eloisa, El contrato social, y el Emilio. Pero al ser condenado este último por las autoridades tuvo que emigrar a varias ciudades de diversos países –Suiza, Inglaterra, Escocia (en este último país fue acogido por Hume con el que también rompió)–. A sus 58 regresó a París donde escribió algunos ensayos menos relevantes. Murió en 1778 a los 66 años.

Como se podrá adivinar, su filosofía refleja bastante su biografía, no solo porque los puntos centrales de sus obras son autobiográficos y reiterativos, sino también porque por su carácter independiente, autodidacta y su actitud de crítica amarga que le hizo ser un buen representante de la reacción frente lo establecido: la filosofía racionalista, la sociedad, la cultura, la política y la religión y, en el fondo, contra la Ilustración. En cuanto a sus lecturas filosóficas tal vez recurriese a alguna obra de Descartes, Malebranche, Locke, Leibniz, Grocio, Montesquieu, Fénelon, Condillac. Desconoció por completo a los pesadores clásicos griegos y medievales.