LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

5. Metafísica

5.1. La concepción clásica de la teoría del acto y de la potencia. Recuérdese que, para Aristóteles, el acto no equivale a ‘acción’, pues la acción denota eficiencia, movimiento y, para él, ésta es segunda respecto del acto y, además, siempre más imperfecta. Asimismo, la potencia no significa ‘poder’, en el sentido de perfección, sino justo lo contrario: imperfección. Repárese también que, según la mente de Aristóteles, puede darse en una realidad el acto sin la potencia (ej. Dios, Acto Puro), y que cuando se da en una realidad la potencia, nunca puede darse aislada del acto (ej. en el resto de lo real). Téngase en cuenta asimismo que, para el Estagirita, el acto siempre es previo y superior a la potencia; que ningún desarrollo de la potencia añade nada en perfección al acto como acto, y que para que se dé el perfeccionamiento de la potencia hay que recurrir siempre a la ayuda que el acto le presta. Por lo demás, en este planteamiento clásico, al margen del Acto Puro, se dice que existe una graduación de actos y de potencias de diversa índole. En suma, según esta teoría siempre es primero –en tiempo y en importancia– el acto a la potencia.

5.2. La transformación escotista de las nociones de acto y potencia. En Escoto se da una inversión de la teoría clásica del acto y de la potencia, porque concibe el acto como ‘acción’ y lo ve como el ‘resultado’ del ejercicio del principio potencial al cual supone activo, espontáneo y autónomo. Por eso ve superior la potencia al acto. Añádase que a ésta, más que real, la considera también como ‘posible’ y, por tanto, más amplia que lo real. Este modelo que se inaugura en el siglo XIII es el que, de un modo u otro, es adoptado por las diversas filosofías a lo largo de la modernidad. Escoto distinguió muchos sentidos de acto y de potencia. También Aristóteles. Pero a distinción del Estagirita, para quien todos esos sentidos responden a diversas ‘realidades’, en Escoto responden también a posibilidades lógicas. En efecto, según él, los múltiples sentidos de la potencia se pueden reducir a dos: la posibilidad lógica y la real. Con esto se inaugura una nueva filosofía cuyos conceptos clave (posibilidad, necesidad y contingencia) ya no se refieren a lo real, sino a asuntos pensados por una vertiente racional humana, la generalización, de la que deriva la lógica. La filosofía resultante –que empezó a desarrollarse con ahínco en el racionalismo– se llama ‘filosofía modal’. La ‘posibilidad lógica’ no es la ‘potencia real’ o metafísica. La primera es la no contradicción mental. Así, es posible todo lo que no es lógicamente contradictorio. Por tanto, posible es lo que se opone a ‘imposible’ (no a acto). Según esto Escoto entiende la potencia divina como posibilidad lógica y así piensa que Dios puede crear todo lo que es posible, es decir, lo que no implica contradicción. Pero ‘todo lo posible’ en la mente divina equivale a lo ‘necesario’. Por tanto, sostiene que lo posible es lo primero. Además, la ‘potencia real’ para Escoto no significa imperfección sino ‘poder’, porque está pensando en  la mente divina, la cual es ‘omnipotente’ y en la cual ese ‘infinito poder’ es referente a la ‘posibilidad’, que por ser completa en Dios equivale a la ‘necesidad’. Para Escoto el poder divino se refiere a lo posible de la mente divina, y ambos son anteriores al acto, a lo creado, siendo esto un efecto inferior, derivado, resultado de aquéllos que, por serlo, es ‘acción’, ‘actuación’. Lo primero (en el tiempo y en importancia real) ya no es el ‘acto puro’, sino la ‘potencia pura’. No ve a Dios como acto idéntico, sino como potencia que incluye todo lo posible. Consecuentemente, el principio no es el acto, sino la ‘potencia activa’, el poder, la fuerza. Por consiguiente, para Escoto la potencia es principio del acto, fuente dinámica de toda actividad, pues precontiene al acto. Ya no es –como para Aristóteles y Tomás de Aquino– la potencia lo que limita al acto, sino a la inversa: es el acto resultante el que limita la ingente e inicial capacidad potencial.