LA FILOSOFÍA EN SU HISTORIA (J.F. SELLÉS)

3. El padre del existencialismo: S. Kierkegaard

El existencialismo es una corriente filosófica que nacida en el siglo XIX recorre la primera mitad del XX y que centra la atención en la existencia humana, no directamente en el ‘acto de ser’ del hombre, sino en los problemas humanos vitales espacio-temporales.

3.1. Vida. Nació en 1813 en Copenhague. Su padre fue primero pastor de ganado y luego comerciante de telas, oficio éste en que ganó una buena fortuna que más tarde heredaría su hijo y que le permitiría dedicar su vida a ser escritor. Kierkegaard recibió una educación protestante en exceso severa. Fue lector asiduo de la Sagrada Escritura. Practicó habitualmente la oración. Recibió el bautismo y la confirmación; asimismo la comunión, pero no la penitencia, el matrimonio, el orden sacerdotal y la unción de los enfermos. Su existencia fue cristiana, enmarcada dentro de la secta protestante del pietismo y debe su horma a la doctrina de Lutero. Se indica esto porque él se consideró a sí mismo exclusivamente como un ‘pensador religioso’.

Kierkegaard destacó en el periodo de enseñanza media, donde aprendió latín y griego. A los 17 se inscribió en la Facultad de Teología de la Universidad de Copenhague, pero terminó la carrera 10 años después, alternándola con estudios literarios y estéticos. Estudió, de filosofía antigua, los diálogos platónicos. Defendió su Tesis Doctoral a sus 28 años. Conoció la filosofía hegeliana, a la que criticó reiteradamente. En ese decenio se encuadra también su vida mundana, bohemia. Luego viajó a Berlín 6 meses donde conoció a Schelling. A su vuelta a Dinamarca permaneció en Copenhague y se dedicó con profusión a ser escritor hasta su muerte a los 42 años en 1855. Su carácter fue melancólico.

3.2. Obra. Las obras de Kierkegaard no se entienden sin conocer su biografía, ya que se trata de una obra centrada en su propia vida. Se clasifican en tres periodos: 1º) El 1º, de obras que llevan al lector de la estética al cristianismo. 2º) El 2º, de las que le convocan de la filosofía al cristianismo. 3º) El 3º, de obras netamente religiosas. Sus escritos, independientemente del periodo de su vida, se deben clasificar en tres grupos distintos según el estilo de comunicación que en ellas se emplea: 1º) De comunicación indirecta, firmadas bajo seudónimos y que no recogen enteramente el pensamiento del autor. 2º) De comunicación directa, todas ellas firmadas con nombre propio y que reflejan la mente de Kierkegaard. 3º) Autobiográficas, obras sinceras sobre la propia vida y actividad literaria del personaje y en las que se exponen muchas claves explicativas de sus restantes escritos.

Su amplia producción (41 libros), pese a su corta vida (empezó a escribir a los 25 años y murió a los 42) son originales, aunque tienen unos influjos netos que, de superior a inferior, son los siguientes: 1º) Lutero y su ‘libre examen’ de la Sagrada Escritura y con su oposición entre fe y razón. 2º) Sócrates, su ironía y su mayéutica. 3º) Otros pensadores modernos con los que discute (en especial, con Descartes y Hegel), o a quienes sigue (sobre todo, a Kant y Trendelenburg). Salvo a Platón, desconoce en buena medida la filosofía griega, y casi por entero la medieval. Escritos suyos célebres, además de su Diario, son Aut aut, Migajas Filosóficas, Post-scriptum, Temor y temblor, El concepto de angustia, Las obras del amor y La enfermedad mortal. La finalidad de sus escritos es llevar al lector de la estética a la ética y de ésta al cristianismo. En cuanto a su proyección, se le ha considerado –como es sabido– el ‘padre del existencialismo’, por lo que influyó en filósofos del siglo XX como Heidegger, Jaspers, Sartre, Marcel, etc., y en teólogos como Barth, Bonhoeffer, Bultmann, Guardini, De Lubac, von Balthasar, Rahner, etc.